Poesía &+, aforismo, microrrelato, apuntes de lengua y literatura, etc. 
MITOGÉNESIS Y TRANSGRESIÓN EN LA POESÍA DE SERGIO LAIGNELET


POEMAS Y TRADUCCIONES  
TEXTOS CRÍTICOS SOBRE SU OBRA
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HOJA DE VIDA LITERARIA 
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© Archivo fotográfico del autor, 2024




POEMAS
(Selección. Versiones definitivas)


(Para leer los poemas sin que sus estructuras se vean alteradas gire la pantalla de su celular a posición horizontal o visualícelos en un PC)


CAPERUCITA ROJA

Caperucita
con falda corta
en los ojos del lobo

el lobo
con destreza
maniobra su ganzúa
mientras
ruedan manzanas desde la canasta

días después
vuelven al bosque
para mantener el cuento


LOS TRES CERDITOS

Los tres cerditos
caminan rumbo a sus casas
vestidos con pantalón corto

luego
atados sobre la cama de un motel
con los pantaloncitos rodeándoles los tobillos
echan a llorar

mientras tanto
exhausto y sin aire duerme el lobo


LA SIRENITA

Enfiestado
el capitán acaricia a Sirenita
pero su cuerpo lo desconcierta

de modo que
la levanta por la cola
y le corta la cabeza

y
con el mismo cuchillo
la desescama bajo el sol


HANSEL Y GRETEL

Solos
en el bosque
hallan la casa de chocolate

Gretel se embadurna toda
Hansel
no le quita la mirada de encima

y en silencio
se muerde la lengua


EL GATO CON BOTAS

El gato se deja de cuentos
y empuña el látigo

suenan cintarazos

acto seguido
el Marqués de Carabás
sin chistar
relame el cuero de sus botas


BARBA AZUL

Barba Azul se acuesta junto a su esposa

le besa el cuello
el mentón
la boca

rodea con sus brazos el cadáver
y reanuda la fiesta nocturna


EL PATITO FEO

El pequeño pato inclina la cabeza
sobre la superficie del lago
y se contempla

un eco de risotadas apresa su mente

palidece
temblequea

cuenta hasta tres
y se zambulle hasta el fondo
con una piedra atada a su cuello


GUILLERMO TELL

De un tiro
Guillermo Tell
divide la manzana
sobre la cabeza de su hijo

años más tarde
el hijo tiende el arco
dispara la flecha
y hace pedazos la poma
sobre los sesos de su padre

hecho esto
pasa el sombrero


LA LIEBRE Y LA TORTUGA 

Suena el silbato
y la liebre deja una estela de polvo

corre
da la vuelta a la granja
y se aproxima a la línea de meta

divisa a la tortuga sobre la misma
y da por perdida la carrera

su rival permanece inmóvil


RICITOS DE ORO 

Oso Pequeño juega con un peluche

Mamá Osa se relame los labios
con el olor del caldo

agrega una pizca de sal
revuelve la cacerola
y un moño sobrenada entre las costillas

Papá Oso refriega la tabla de cortar


JUEGO DE SOMBRAS

La vela oscila
en el cuarto oscuro

Mickey interpone su mano
entre la fuente de luz y la pared

con el pulgar
anular y corazón sobre la palma
índice y meñique flexionados
proyecta la sombra de un gato

Minnie se hace pis


EL RATÓN MÁS RÁPIDO DE MÉXICO

La luz de la cocina parpadea
sobre la trampa de resorte

Speedy Gonzales ratea
el trocito de queso
y el golpe le rompe la osamenta

chilla
retuerce su cuerpo
respira mal
y lentamente dobla la cabeza


PATO NEGRO

Lucas ingiere dinamita
pólvora y gasolina

salta varias veces
para agitar la carga

finalmente traga
un fósforo encendido

That's all folks!


PERPETUUM MOBILE

El cielo se torna anaranjado

Coyote ata un alambre
a dos estacas

Correcaminos cae en la trampa

no obstante
sigue corriendo por inercia
de un lado a otro

como un pollo sin cabeza


AMULETO

Elmer atrapa a Bugs Bunny
por las orejas

le arranca de cuajo
la pata izquierda
y la ciñe en su cintura

mordisquea un trozo de zanahoria
y se aleja por el bosque


GATO BIZARRO

La estufa calienta la sala

despatarrado en el sofá
frente al televisor
Garfield juega con sus testículos

imagina los cuerpos
de un par de gorriones

ronronea
y lame sus bigotes


GATO INANIMADO

Suena la Marcha fúnebre

Jerry llora el cadáver de Tom
y le acaricia la cabeza

suelta un suspiro

al cabo de unos días
convierte su cavidad torácica
en ratonera


LATA DE ESPINACAS

Centenares de gaviotas
graznan en el cielo

la bruma cubre el puerto

Popeye pasa la yema de los dedos
sobre una vieja fotografía de Olivia

abre una lata de espinacas
y se corta las venas
con el filo de la tapa


LÍQUIDO OLEOSO

El mar refleja la luna

Bob Esponja flota
entre el vaivén de las olas

inerte
sobre una mancha de petróleo


PERRO PERRO

Todo dormita alrededor

Pluto corretea en el jardín
con un hueso entre los dientes

a escasos metros
junto al columpio
Mickey
es pasto de las hormigas



Los nueve primeros poemas son de Cuentos sin hadas, 2010; el décimo es un inédito de la misma serie de CSH; los diez restantes se publicaron en That’s all Folks! (poemas animados), 2017. 



Sergio Laignelet
© Felipe Román, 2023  



Sergio Laignelet
© Felipe Román, 2021  



© Charles Olsen, 2015



BALANCE CRÍTICO: ESTUDIOS, RESEÑAS, TRABAJOS DE MÁSTER, NOTAS Y BLURBS

(Selección)



LO «SINIESTRO» DE FREUD EN LOS CUENTOS DE SERGIO LAIGNELET

Elena Custidiano (psicoanalista)

 

La primera vez que tomé contacto con los poemas de Sergio Laignelet me provocaron una sensación de cierta incomodidad. Incondicional al psicoanálisis, se me vino a la mente relacionarlos con el concepto de «lo siniestro» que Sigmund Freud trabajó en uno de sus ensayos hace más de un siglo y que lo presentó en sus dos vertientes: desde lo ficticio y desde lo vivencial. El padre del psicoanálisis menciona los significados de dos palabras de origen alemán: «heimlich» y «unheimlich». Se refiere a la primera como algo familiar, íntimo, secreto, y a la segunda, su antónimo, como algo espeluznante e inquietante, que provoca terror y desasosiego, ya que aquello que debe permanecer oculto se manifiesta. Lo que diferencia a ambas palabras que se escriben de forma similar es el prefijo «un», que hace referencia a lo reprimido.

Desde lo ficticio, los poemas de Laignelet recrean fragmentos de los cuentos que nos fueron contados en la infancia tornándolos desconcertantes. Pero, ¿qué hay de distinto?, ¿por qué nos pueden parecer atrevidos, insinuantes y aterradores?, ¿se parecen al contenido de un sueño en donde todo es posible según el inconsciente de cada soñante? Puede ser, pero aquí hay algo más que eso, puesto que, de un sueño uno se puede despertar como en el cuento original de «Alicia en el país de las maravillas», en donde tras la tensión de lo que ocurre, ella despierta y el final es feliz. Sin embargo, en los textos del poeta esta tensión persiste, nadie se despierta de algo que le provocó angustia, sino por el contrario, «lo que debe permanecer oculto se manifiesta».

En el ensayo, Freud también dice que los impulsos emocionales, inhibidos en su fin, amortiguados, dependientes de tantas constelaciones simultaneas, forman por lo común, el material de la estética, indicando que las exposiciones estéticas, prefieren ocuparse de lo bello, grandioso y atrayente, es decir, de los sentimientos de tono positivo, dejando de lado la referencia a los sentimientos contrarios, repulsivos y desagradables. Aunque en las versiones actuales de los cuentos de hadas podemos encontrar elementos repugnantes, al final todos son «felices por siempre jamás». Esto no sucede con lo que expone Laignelet, quien nombra a los cuentos «sin hadas» para ponerlo todo patas para arriba, haciendo tambalear la pretendida armonía en la que queremos vivir, poniéndonos en las narices, muchos de los problemas patentes en nuestra sociedad.

En las versiones laigneletianas de las historias, ¿no es siniestro e inquietante acaso que el suicidio del tan entrañable Patito feo pueda estar a la vuelta de la esquina en los mismos zapatos de un niño o una niña, a quien le hacen acoso escolar en nuestra sociedad? Tal vez el patito tenga una percepción negativa de su fisonomía señalada por los demás, en un mundo en donde la belleza está marcada por unos estándares difíciles de alcanzar. ¿No es desconcertante que se nos muestre a Alicia espantada a través del espejo observando su cuerpo, mientras vomita al pobre conejo?, ¿podría asemejarse a cualquier adolescente de hoy con trastornos alimenticios? También inquieta el posible parricidio en «Guillermo Tell»; la ostensible necrofilia en «Barba Azul»; el sadismo en «Los Tres Cerditos» y en «La Sirenita», a quien el capitán termina cortándole la cabeza, dejándonos perplejos ante la posibilidad de que pudiera tratarse de una víctima de violencia de género.

Resulta curioso que en su escrito Freud también menciona los cuentos de hadas, haciendo referencia a que si bien tienen muchas características que pudieran convertirlos en ominosos, no llegan a serlo ya que en ellos abundan las instantáneas realizaciones de deseos. Indica: «no podría citar ningún verdadero cuento de hadas donde suceda algo siniestro», «¿quién osaría decir que lo es, por ejemplo, ver cómo Blancanieves abre los ojos en su ataúd?». Afirma que para provocar ese tipo de sentimientos es preciso que intervengan otras condiciones, además de los factores temáticos. Se trata de emociones que se dan frecuente y fácilmente cuando se desvanecen los límites entre fantasía y realidad, es decir, cuando lo que habíamos tenido por fantástico aparece ante nosotros como real. Esto último es lo que consigue Laignelet, dando un toque negro a sus textos, sacando a la luz temas tabúes.

Ahondando un poco más en la teoría formulada por Freud, lo angustioso es algo reprimido que retorna. Esta forma de angustia es lo siniestro, algo que siempre ha sido familiar a la vida psíquica y que sólo se torna extraño mediante el proceso de represión. Así, relaciona el carácter turbador de la epilepsia y la demencia, no por sí mismas sino por cómo el profano ve en ellas la manifestación de fuerzas que no sospechaba en el prójimo, pero cuya existencia alcanza a presentir oscuramente en los rincones recónditos de su propia personalidad. Podría decirse entonces que Sergio Laignelet, desde la ficción, suscita el sentimiento de lo siniestro en la mente del lector, llevándolo a experimentar este tipo de emociones a través de la recreación de los cuentos de hadas. Según Freud: «El poeta provoca en nosotros una especie de incertidumbre, al no dejarnos adivinar, seguramente con intención, si se propone conducirnos al mundo real o a un mundo fantástico, producto de su arbitrio».


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(Texto inédito)



De suicidios animales y animados

Toni Montesinos

 

Dos piezas estas de Sergio Laignelet verdaderamente geniales [«Lata de espinacas» y «El patito feo»]1, en que el humor y la síntesis se dan la mano, que desenfadadamente dan la vuelta al drama suicida para emparentarlo con el absurdo y lo animalesco, con un dibujo animado y la tradición de los viejos cuentos insertados en el imaginario popular. Pero estas ocurrencias no son solo informales e ingeniosas, responden a una verdad, a una historia. Los suicidas, si nos atenemos al mundo literario, prefieren las sustancias tóxicas para envenenarse, después, dispararse una bala, y luego, recurrir al arma blanca (y una lata de espinacas se transforma en tal cosa), como en los casos de Antístenes, Catón, Chamfort, Andrade, Epicuro, Lucano, Lucrecio, Julio César Machado, Mishima, Salgari, Séneca, Stitfer, Ernst Weiss o Witkiewicz.

No han faltado tampoco aquellos que se hicieron morir, cual patitos feos cansados de la vida, mediante la ayuda animal. Así, en el 283 a. C., el filósofo Demetrio, a los 67 años, se deja morder por un áspid en Egipto. Se había exiliado a Alejandría con su protector, el rey Tolomeo I, cuya muerte, dos años antes, le había hundido en la tristeza. En el 324 a. C., a los 90 años, Diógenes de Sinope se enrolla en su manta y deja de respirar. Acaba así su vida de perro vagabundo (cinismo: kyôn, can en griego), durmiendo en el suelo, masturbándose en público y riéndose de Platón y su Academia a gritos, pero otra versión sostiene que fue devorado por los perros con los que compartía un pulpo, después de un ataque de cólicos al comerse crudo al animal.

E incluso Aristóteles ya habló de la intrínseca vena suicida de los animales, tendentes a presagiar la muerte e incluso a provocarla ellos mismos a partir de ciertas deducciones, como en este ejemplo que cita Antonio Di Benedetto en su novela Los suicidas: «Suicidio de un caballo. Los criadores intentan que cubra a una yegua. Se rehúsa. Finalmente lo consiguen. El caballo que sabe que ha nacido de esa yegua, se precipita intencionadamente desde lo alto de una roca». Sin embargo, Durkheim negó tales suposiciones por considerar que los animales carecen de «una representación aproximada de su muerte ni de los medios capaces de producirla», aunque hay perros que se dejan morir de hambre al ser abandonados, pues, «más vale no ser, que ser infeliz», como dijo Leopardi en el Zibaldone.

 

1 «Centenares de gaviotas / graznan en el cielo // la bruma cubre el puerto // Popeye pasa la yema de los dedos / sobre una vieja fotografía de Olivia // abre una lata de espinacas / y se corta las venas / con el filo de la tapa» («LATA DE ESPINACAS»). «El pequeño pato inclina la cabeza / sobre la superficie del lago / y se contempla // un eco de risotadas apresa su mente // palidece / temblequea // cuenta hasta tres / y se zambulle hasta el fondo / con una piedra atada a su cuerpo» («EL PATITO FEO»).


Poemas extraidos de los libros That's all Folks! (poemas animados), Madrid, 2017 y Cuentos sin hadas, Canarias, 2010.


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Montesinos, Toni. Revista Trasdemar, nov. de 2021



DESARRAIGO / INTRODUCCIÓN
Janet N. Gold

«Sergio Laignelet viaja a través de los cuentos infantiles y los personajes populares de diferentes épocas y culturas, entablando amistad con ellos y añadiendo su humor y su visión a las historias. Son los poemas sencillos y sagaces de una persona que se encuentra interculturalmente en casa»

Gold, Janet N. En  prólogo de Desarraigo: 18 poetas transfronterizos (Traducción al español de Marisa Morata Hurtado), Zaragoza, Nautilus ediciones, noviembre de 2021.


DESARRAIGO / INTRODUCTION
Janet N. Gold

«Sergio Laignelet travels among the fairy tales and folk characters of different times and cultures, befriending them and adding his humor and insights to their stories. They are the simple yet sly poems of a person interculturally at home»

Gold, Janet N. En prólogo de Desarraigo: 18 poetas transfronterizos, Zaragoza, Nautilus ediciones, oct. de 2021. 


REINTERPRETACIÓN DE ÍCONOS INFANTILES EN LA POESÍA DE SERGIO LAIGNELET

Rodolfo Häsler

 

Leyendo el poemario Cuentos sin hadas, se tiene desde el primer momento la certeza de que la palabra es capaz de dejar huella, una línea en la piel que incide en el punto de fricción entre el cuerpo y lo que se dice, y por supuesto, lo es la comprobación de que la capacidad de creación, leer y nombrar y crear, vienen a ser lo mismo. Todo es motivo de celebración en estos textos, y el poeta, un ser desvalido que llega a descubrirlo todo, es el vehículo de una transformación en la que cada poema toma como punto de partida una conocida historia de autores como Perrault, Andersen o Esopo. Las historias son reconocibles tanto en el título como en el primer acercamiento, hasta que, de repente, descarrilan por el uso certero de la ironía, y por la escritura empieza a deslizarse una ruptura que acaba en sorpresa, con final siempre perturbador. 

Vemos por ejemplo el poema titulado «La libre y la tortuga», fábula preexistente que nos coloca en un punto de aparente comodidad, pero en contra de lo esperado, esa tortuga que no corre y se queda en el punto de partida anula la carrera de la liebre, para preguntarnos al instante otra cuestión, ¿es necesario moverse para ganar?, ¿hay que correr para llegar a la meta? Descubrimos al leer el poema que hay metas que son estrictamente interiores, puramente espirituales, totalmente unidas a toda renuncia. Y es que el poeta no compite nunca, sólo consigo mismo, jamás con elemento externo alguno. El libro festeja la capacidad de diluirse en lo ya existente, y muda de lo conocido al golpe duro de lo inesperado, como si se tratase de un salto de la luz. La poesía respira aquí con la fuerza del aliento primero, juega con el significado múltiple de la existencia, la exprime hasta dejarla en su mínima expresión, liberando al lector, purificando hasta recuperar el sentido primigenio.     

En el libro That’s all Folks! (poemas animados) la escritura también urge recrearse desde otro lenguaje preexistente, su espejo anterior, su modelo y su guía, que a través de un arduo trabajo de elipsis se renueva como si se tratase de un juego de espejos deformantes, una aparición incómoda entre raíces lejanas, una construcción que se eleva en un espacio que está entre lo que se dice y lo que se sabe, y se sabe a medida que se va diciendo. En todos los poemas creemos sentir a un narrador, alguien que levanta un espacio, a la manera de un equilibrista, y cuando creemos encontrar cobijo en la vivienda segura, aparece un fuerte desfase conceptual poderoso en significados alusivos a las oposiciones aceptable/inaceptable, plenitud/vacío, movimiento/quietud, gravedad/ligereza; y sobre todo la presencia bien administrada de la crueldad, pues el poeta sabe que poesía y vida son un mismo cuerpo que abarca todas las situaciones posibles de la mente humana. Con el continuado movimiento de mirar y sentir, de tomar y dejar, la poesía respira y expulsa residuos intuidos, cercanos, almacenados también. Son poemas sin concesiones que nos sorprenden con personajes de cartoons, son dardos que dan en el blanco, y que lo mismo aciertan que dañan.

 

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Häsler, Rodolfo. Revista Puesto de Combate, N.º 89, Bogotá, 2021.



IRREVERENCE AND SUBVERSION IN THE POETIC UNIVERSE OF SERGIO LAIGNELET
F.B. (Pendiente de maquetar)


Sergio Laignelet
© Fernanda Balangero


CUENTOS SIN HADAS DE SERGIO LAIGNELET: REESCRITURA DE UN IMAGINARIO
Óscar Pirot

Dentro del corpus de las poéticas actuales en el ámbito hispanoamericano, la producción de Sergio Laignelet (Bogotá, 1969) presenta un cosmos tan agudo y definido que lo convierte en una voz peculiar e inconfundible. El modus operandi con que el poeta colombiano seduce al lenguaje viene marcado, entre otros recursos, por dos prácticas que ponen en vilo la noción de obra como terreno blindado y uniforme: la reescritura y la intertextualidad. Estos dos ingredientes le bastan para construir mecanismos de intromisión y reinventar ecos tradicionales, cuajándolos en pequeñas cajas de resonancia, tal y como sucede en su poemario Cuentos sin hadas (2010).
Primeramente, trazaré unas pautas breves referentes a estos dos términos que nos permitan dibujar un cuadro general para luego ver de qué forma se integran en los versos de Laignelet. En «Notas sobre la poesía hispanoamericana actual» Pedro Lastra señala cuatro rasgos que perfilan de algún modo el desenvolvimiento tendencial presente en las obras de algunos de los poetas más representativos de la segunda mitad del siglo XX. Estos rasgos son: la despersonalización del hablante poético, el recurso de la narratividad, la presencia de la intertextualidad y las reflexiones metaliterarias (1985: 133-136). Concretamente, es el tercero de los aspectos –la intertextualidad– lo que me interesa rescatar para introducirnos en el marco que nos plantea la propuesta poética de Laignelet.
De acuerdo con Lastra, la intertextualidad es «un espacio en el cual se dan cita, se desplazan, se acentúan, se condensan, se profundizan o aligeran otras textualidades» (1985: 136). Estos parpadeos literarios suelen proceder de distintas fuentes según la intencionalidad de cada autor. El concepto como tal fue introducido en 1967 por la lingüista Julia Kristeva, quien, partiendo de la voz dialogismo propuesta por Bajtín, acuñó el término «intertextualidad»  para referirse al campo de trasposición de diversos sistemas significantes (Gutiérrez Estupiñán, 1994). Me interesa simplemente tener en cuenta este punto de partida para enmarcar la idea de texto como lugar de permeabilidad en donde la unicidad cede ante la convivencia de universos simbólicos superpuestos, en este caso, la voz del autor y las referencialidades a las que enuncia.
Aunado a este concepto, me adentro ahora en el término «reescritura». De acuerdo con Daniela Buksdorf, en un contexto intertextual la reescritura se entiende como una obra que ha surgido a partir de otra, transformando un texto anterior en uno nuevo y unidos entre sí por un cierto grado de correspondencia (2015: 97). De forma más ilustrativa y general: La ‘reescritura’ designa toda operación que consiste en transformar un texto A para llegar a un texto B, cualquiera que sea la distancia en cuanto a la expresión, el contenido y la función, así como todas las prácticas de seconde main: copia, cita, alusión, plagio, parodia, pastiche, imitación, transposición, traducción, resumen, comentario, explicación, corrección. (Cayuela, 2000: 37).
De esta manera, ambos recursos le sirven a Laignelet para sumergirse en los mitos e historias populares que forman ya parte del imaginario colectivo y universal. De pronto la infancia se reinventa trastocando las vidas de unos personajes tan familiares como identificables.
Desde su mismo título, Cuentos sin hadas se presenta como una vuelta de tuerca que pone en funcionamiento toda una maquinaria truculenta para resignificar y mantener en entredicho un universo confabulado. Tal vez por eso, sus poemas «son hasta cierto punto un ejercicio de inquietante nonsense, pero sobre todo una muy creativa demostración de maestría para «traicionar» y al mismo tiempo, rendir conmovedor homenaje a las consejas y cuentos tan inocentes como escandalosos que jalonaron nuestra niñez» (Madrazo, 2010: 8).
Cuentos sin hadas está conformado por 24 poemas que hacen referencia directa a diversos personajes de fábulas y cuentos populares e infantiles. De Pinocho a Cenicienta, de Caperucita Roja al Patito Feo, la obra resalta por su heterogeneidad y pragmatismo al alterar las situaciones y circunstancias en que normalmente se desenvuelven los invitados a esta función.
De entrada, llama la atención la utilización del verso libre de corto aliento. Así que el primer rasgo que altera o reescribe este universo intertextual es de orden formal. Es por ello que se establece un claro contraste: los cuentos que anuncia el título de la obra en realidad son poemas. Con este simple gesto, Laignelet plantea otra forma de reinvención, esta vez disolviendo con eficacia los posibles límites de los géneros literarios disuadiéndolos con certeza.
La limpieza formal, la economía del verbo y la ausencia de puntuación confieren ligereza y rigor a cada texto. Su anatomía aparentemente inofensiva contrasta con las imágenes y las historias que guardan tras de sí, como si en verdad esas hadas brillaran por su ausencia dejando a los personajes en las situaciones más imprevistas y desoladoras. Entre esas situaciones resaltan, por su tratamiento estético-estilístico, aquellas en las que los protagonistas se ven imbuidos en escenas de deseo carnal y de afección física. Me centraré en esas líneas de seguimiento para determinar su alcance y singularidad.
El libro se abre con la aparición de «Caperucita roja»: «Caperucita / con falda corta / en los ojos del lobo // el lobo / con destreza / maniobra su ganzúa / mientras / ruedan manzanas desde la canasta // días después / vuelven al bosque para mantener el cuento».
El poema nos regala una imagen certera y de temible complicidad. La atracción a la que se ven sometidos los personajes resalta por su ruptura de moldes. De eternos antagonistas se convierten prácticamente en amantes. Sin embargo, a pesar de la sutileza con que se nos ofrece la situación, Laignelet la salva de forma magistral al utilizar uno de sus recursos más recurrentes, la elipsis, esta vez presente en los versos «mientras / ruedan manzanas desde la canasta». El final del poema plantea una circularidad en donde la historia se repite en el bosque “para mantener el cuento”, ambigüedad que resalta por su doble lectura.
En «Los tres cerditos» el componente de deseo carnal roza lo perverso al dejarnos, nuevamente mediante la elipsis, una imagen de incredulidad: «Los tres cerditos / caminan rumbo a sus casas / vestidos con pantalón corto // luego / atados sobre la cama de un motel / con los pantaloncitos rodeándoles los tobillos // echan a llorar / mientras tanto / exhausto y sin aire duerme el lobo».
La utilización de diminutivos («cerditos», «pantaloncitos») y la aparición de un lugar poco común para los cuentos («un motel») acentúa aún más el tono lastimoso de la escena que nuevamente vuelve a sorprendernos por la sugerencia presente en los últimos dos versos: «mientras tanto/ exhausto y sin aire duerme el lobo».
En el poema «La Bella Durmiente» la presencia, esta vez de la libido, deja una imagen marcada por el entredicho de un posible sueño erótico: «En el bosque / cubierta de hojas / yace la Bella Durmiente // el héroe le da un beso / lo repite / y lo apura con la punta de la lengua // al tiempo que / para la jovencita / empieza otro sueño».
En el caso de «Cenicienta» la reescritura surte un nuevo efecto de encuentro conyugal mediante la insinuación de un desnudo que vuelve a sorprendernos por su impecable sugerencia: «Cenicienta baila / con el príncipe heredero // el príncipe le susurra / palabras dulces al oído // a continuación / una por una / caen del techo / las prendas que viste Cenicienta // finalmente cae un zapato». El final del poema concuerda con una de las escenas memorables, la de la zapatilla olvidada y la consecuente búsqueda de su dueña.
Además de la libido, la perversión, el abuso, el encuentro sexual y el sueño erótico Laignelet profundiza en las posibilidades intertextuales de sus personajes dando esta vez con tintes necrofílicos: «Barba Azul se acuesta junto a su esposa // le besa el cuello / el mentón / la boca // rodea con sus brazos el cadáver / y reanuda la fiesta nocturna».
Sin valerse de la explicitación y mediante una cirugía precisa, el poeta disecciona a cada personaje, lo extirpa de su cosmos habitual para injertarlo en una especie de diégesis monstruosa que comulga con los temas tabús de las sociedades, creando una esfera de goce y atracción que solo es posible salvar gracias al ingenio y magia con que el autor lleva a cabo sus préstamos iconográficos. Laignelet reescribe y planta cara a los textos populares dotándolos de un aura próxima a lo esperpéntico y maldito.
En el caso de «Pinocho» el autor lleva a cabo un juego psicológico tan efectivo que incluso mezcla dos cuentos en uno, propiciando una confusión en el personaje: «El padre engaña a Pinocho con un cuento / y Pinocho se toma la sopa // el resto es historia». Mediante un intertexto (Pinocho) el poeta produce una nueva intertextualidad, presente en la famosa sopa de Ricitos de Oro.
El otro tema en que me centraré es la afección física que sufren algunos de los protagonistas de estos cuentos reinventados. En «La Sirenita» el poema remite a una escena de sadismo que en este caso evade el recurso de la elipsis para sorprendernos con sutileza y rapidez: «Enfiestado / el capitán acaricia a Sirenita / pero su cuerpo lo desconcierta // de modo que / la levanta por la cola / y le corta la cabeza // y / con el mismo cuchillo / la desescama bajo el sol». Si aquí se presencia un crimen, en «El patito feo» la imagen del suicidio aparece con la misma celeridad y consternación: «El pequeño pato inclina la cabeza / sobre la superficie del lago / y se contempla // un eco de risotadas apresa su mente // palidece / temblequea // cuenta hasta tres / y se zambulle hasta el fondo / con una piedra atada a su cuerpo».
Así como en «La Sirenita» se aprecia un desconcierto por el cuerpo híbrido y antropozoomórfico, en «La bella y la bestia» esa alteridad y rechazo a lo otro termina por mutilar a uno de los amantes cuestionando la atmósfera de dicha inquebrantable de la que siempre están rodeados: «La Bestia cruza el jardín / con una flor entre las manos // se aproxima a la Bella / y cae de rodillas // la joven contempla / su cabeza de corcel // resopla / esgrime un sable // y de un solo movimiento / le vuela las orejas».
Otra de las afecciones físicas que afectan a uno de los personajes es la antropofagia. En «Pulgarcito»   el protagonista cae inminentemente en las fauces de su oponente: «Pulgarcito junta piedrecillas / para marcar el camino // bosque adentro / se detiene / hurga los bolsillos de su pantalón / y encuentra un agujero en cada uno // rompe en llanto // horas más tarde / el ogro se soba la panza / y eructa».
Las desavenencias y las leyes lógicas a las que normalmente se enfrentan los personajes cumplen aquí un fatum más propio de la tragedia que de lo infantil. Este desvío de destinos aparentemente inalterables es la aportación que Laignelet imprime al imaginario de los cuentos. No es que en las ‘historias originales’ los personajes no afrenten peligros, al contrario, siempre están salvando adversidades, lo que sucede aquí es que esos peligros descienden fatalmente sobre ellos alterando por un momento sus ficciones tradicionales.
Muertes, asesinatos, suicidios, abusos, violencia, deseos incontrolables, perversiones, todo confabula para crear microclimas disfuncionales. En ocasiones, es la propia psicología de los personajes la que se ve trastocada por el poeta e impregnada de un carácter distinto a su habitual comportamiento. A veces, es el tiempo el que opera de forma transgresora y circular interrumpiendo la vida lineal de los personajes. Otras percibimos espacios ajenos a los acostumbrados (un motel, un hospital, una sala de maternidad). Con un mínimo retoque, ya sea en el tiempo, el espacio o los personajes, el autor logra hacer posible la reescritura de cuentos mediante un formato que recoge con economía las referencias intertextuales y los disfraza, a amanera de lobo feroz, de poemas.
En estas páginas he analizado dos prácticas literarias que operan con fuerza en Cuentos sin hadas: la reescritura y la intertextualidad. Mediante la apropiación del imaginario de los cuentos populares infantiles, Laignelet no solo altera el modus vivendi de cada uno de los personajes de los que se ocupa, sino que diezma la estética y los convencionalismos de la tradición para ponerla de espaldas contra la pared y cuestionarla de un modo audaz e inteligente.
Marcados con el signo del antihéroe, los protagonistas que aparecen en el libro desmitifican los roles para los que fueron creados y se sumergen en una disfuncionalidad que recuerdan los bajos fondos del comportamiento humano. Ante este juego de máscaras, el poeta colombiano se vale del humor negro y la ironía como mecanismo de fundación y fundición con la palabra. Según el crítico Gabriel Saad, la poesía de Laignelet «se inscribe en una prestigiosa tradición literaria. Podría incluso decirse que así nació la literatura: de la reescritura» (2015: s.n.).
Aunada a la reescritura, la intertextualidad refuerza el entramado reticular con el que Laignelet crea estos cuentos poéticos, logrando así la confección de un paisaje ambiguo en donde los ecos y trasposiciones empleados por el autor logran una permeabilidad con la que intervenir, de forma milimétrica, una de las arterias principales de la tradición occidental: la de los cuentos populares. Un imaginario que para el poeta siempre será susceptible de reinvención.

BIBLIOGRAFÍA CITADA

BUKSDORF, Daniela. (Julio-diciembre de 2015). «La reescritura como herramienta de respuesta literaria». La Palabra, (27) Tunja: 95-106. 20 de abril de 2019.
CAYUELA, Anne. «De reescritores y reescrituras: teoría y práctica de la reescritura en los paratextos del Siglo de Oro». En Criticón (Toulouse), 79, 2000: 37-46. 5 de mayo de 2019.
GUTIÉRREZ ESTUPIÑÁN, Raquel. «Intertextualidad: teoría, desarrollos, funcionamiento». Signa. Revista de la Asociación Española de Semiótica. Núm. 3, 1994: 139-156. 20 de abril de 2019.
LAIGNELET, Sergio. Cuentos sin hadas. Islas Canarias: 3 Orillas, 2010.
LASTRA, Pedro. «Notas sobre la poesía hispanoamericana actual». En Revista Chilena de Literatura, 27, 1985: 131-138. 20 de abril de 2019.
MADRAZO, Jorge Ariel. «Las perversas criaturas de Sergio Laignelet». Prólogo en Cuentos sin hadas. Islas Canarias: 3 Orillas, 2010.
SAAD, Gabriel. «Cuentos sin hadas del poeta Sergio Laignelet traducido al francés por Rémy Durand». Aurora Boreal. 2015: s.p. 5 de mayo de 2019.

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Pirot, Óscar. Master de Literatura Hispanoamericana 18/19. Asignatura: Poesía de la postvanguardia y poéticas contemporáneas. Prof: Dr. Niall Binns. Universidad Complutense, Madrid, 2019.


Sergio Laignelet
© Lorenzo Hernández


TRAS BAMBALINAS: SOBRE THAT'S ALL FOLKS! (POEMAS ANIMADOS) DE SERGIO LAIGNELET
Óscar Pirot

En 2017 la editorial Lebas publicó en España That's all Folks! (poemas animados) del poeta colombiano Sergio Laignelet. Si en su anterior libro, Cuentos sin hadas, nos había cautivado con su orfebrería y letalidad al trastocar los cuentos populares, en esta ocasión prolonga ese asombro al mostrarnos su calidad de ‘dibujante’ ofreciéndonos estos inesperados capítulos sobre algunos de los principales protagonistas de las series animadas.
El título que Laignelet utiliza para presentarnos su telón de versos nos traslada directamente al slogan de cierre que la Warner Bros catapultó como frase universal del imaginario colectivo e infantil y que en español se popularizó bajo el famoso: «¡Eso es todo amigos!». Tomando en cuenta este antecedente, el título de la obra no anuncia un cierre sino un pasadizo que hasta ahora había permanecido oculto y que gracias a la cirugía de la palabra emerge con una impronta inédita: escenas que ni los mismos personajes en cuestión habrían soñado vivir.
Bajo esta premisa de ‘préstamos iconográficos’, Laignelet elabora una serie de remakes que da continuidad  a  su  particular  y  aguda  poética,  en  donde  el  entredicho,  la  elipsis,  los  finales sugerentes y la limpieza de la forma, se perfilan de modo que la lectura se convierte en un carrusel de diapositivas tan infalibles como entrañables.
De Mickey Mouse a Bob Esponja, el libro convoca a más de una veintena de personajes para inmiscuirse en sus aventuras y marcarlos con el signo del antihéroe y someterlos a un fatum que amenaza con aniquilarlos definitivamente o cambiar el rumbo de sus edulcoradas vidas. Esta es una de las médulas principales del libro: la de alterar por completo el leitmotiv del mundo animado y volverlo imprevisible.
En cada poema se advierte una disfuncionalidad vital, un retoque de relaciones en donde los congéneres desvían sus cometidos devorando en ocasiones a sus semejantes o infundiéndoles atmósferas psíquicas cercanas al thriller o al suspense. Así, pues, no nos extrañe ser testigos de suicidios, torturas, asesinatos, pensamientos pecaminosos, epítetos enmascarados y demás delicias infiltradas en estos poemas animados que por momentos adquieren tintes de mafia y de ambiente lumpen. Pudor que se vuelve encanto, reconfiguración del humor y del componente adulto de la infancia.
La forma en que operan las imágenes de Laignelet evoca paisajes en claroscuro. En algunas ocasiones su destilación está precedida por atmósferas fúnebres, románticas o góticas («El cielo se torna anaranjado»). En otras en cambio predomina lo undeground y lo doméstico («Huele a cloroformo», «La luz de la cocina parpadea»). Ambas líneas de desarrollo tienen un rasgo decisivo: tras esos comienzos apacibles e inquietantes late esa pequeña garra que nos sorprenderá casi de inmediato.
La cadencia y el ritmo del quehacer poético de Laignelet seducen por su determinación y su pausa. Es un poeta al que la prisa y la celeridad no lo engatusan; todo lo contrario, lo desmarcan de los ejes y las tentaciones fútiles que a menudo acechan en los escaparates de la hiperactividad. Su obra se sostiene por esa fidelidad a su proceso de sedimentación.
De acuerdo con el crítico Gabriel Saad, el trabajo de Laignelet se inscribe en una prestigiosa tradición literaria: la de la reescritura. En nuestro caso, esta apropiación honesta e inteligente de imaginarios lo lleva a convertir cada página en un cinescopio de letras.
Si nos asomamos al telón de That’s all Folks! (poemas animados) descubriremos tras bambalinas al  propio poeta orquestando la  entrada y salida de cada uno de sus invitados a este zapping caricaturesco, a esta pantalla que al encenderse nos convida de una magia que encandila y no se apaga.

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Pirot, Óscar. Quimera: revista de literatura, Nº 422, Barcelona, febrero de 2019.


Sergio Laignelet
That's all Folks! (poemas animados). Madrid: Lebas, 2017


THAT'S ALL FOLKS!: POEMAS ANIMADOS, DEL AUTOR COLOMBIANO SERGIO LAIGNELET
Samir Delgado

Un caso excepcional en la órbita colombiana de la literatura habitada por poetas del exilio es Sergio Laignelet (Bogotá, 1969), autor radicado en Madrid desde hace décadas y que con el paso del tiempo ha mostrado a través de sus varios libros una personalidad única, tan sorprendente como irrepetible. Su último trabajo acaba de ver la luz en otoño de 2017, bajo el título That's all Folks! (poemas animados), de la editorial Lebas, un libro contundente que supone algo más que una reafirmación estética de su imaginario inspirado en los cuentos infantiles bajo una modalidad de escritura poética totalmente fuera de serie y ajena por completo a los derroteros de las tribunas de la moda literaria. Y es que Sergio Laignelet lo ha vuelto a hacer y retorna para goce de sus lectores con la recreación literaturizada de los cartoons más universales, un golpe de puños sobre la mesa de la tradición televisiva de los últimos cincuenta años que no deja títere con cabeza: «Centenares de gaviotas / graznan en el cielo // la bruma cubre el puerto // Popeye pasa la yema de los dedos / sobre una vieja fotografía de Olivia // abre una lata de espinacas / y se corta las venas / con el filo de la tapa» (Lata de espinacas, p. 17).
El libro en exquisita tapa negra, con un índice repleto de personajes de la talla de Bugs Bunny, el Demonio de Tasmania o la mismísima Betty Boop, acomete un repaso panorámico de transgresión total sin ningún remordimiento, libre de tabúes y de autocensuras, sobre todos los dibujos animados de teleserie que han migrado al patrimonio colectivo de la sociedad del espectáculo. That´s all Folks! es una obra desbordante, plagada de guiños de ojo al lector y aldabonazos contra las compuertas de la Warner Bross estadounidense, una muestra ejemplar de humor irreverente y de compromiso ético a la par que hace de la poética laigneletiana una ofrenda literaria de última hora al parnaso del malditismo, sumándose con maestría consumada a otras firmas como las de Leopoldo María Panero, Anne Sexton o Ana María Matute que dedicaron en su día otros textos a los personajes inmortales del mundo infantil.
El más reciente libro de Laignelet no puede pasar desapercibido en ningún lugar, prosigue la estela de su anterior poemario, Cuentos sin hadas, de 2010, aunque esta vez el autor colombiano ha roto la barrera del sonido con un registro poético culminado que marca la diferencia, con poemas de una exactitud milimétrica, portavoz de una transcreación  en  español  de  los  cuentos , mitos y  leyendas del imperio Disney que le hacen garante de  la  propiedad  soberana  de  una  voz desmitificadora de la industria de los sueños, absolutamente perversa, capaz de resignificar los espacios en sombra de los cartoons y devolver la vida a tantos iconos del entretenimiento bajo una nueva óptica transgresora, apabullante y francamente incontestable: «El cielo se torna anaranjado // Coyote ata un alambre / a dos estacas // Correcaminos cae en la trampa // no obstante / sigue corriendo por inercia / de un lado a otro / como un pollo sin cabeza» (Pepetuum mobile, p. 25)
Cada poema es un epitafio, deja todo dicho, como la sorpresa del mago y el vértigo de la montaña rusa, sus textos rayan el límite de la moralidad, abundan el territorio prohibido, cómplices del arte de la taumaturgia y del travestismo carnavalesco, de la risotada juglaresca y las aguadas en tinta china del Goya más brutal. De hecho hay una cercanía filial entre la obra literaria del colombiano y autores de renombre en el panorama angloamericano actual como Jerome Rothenberg, cuyo libro 25  Caprichos after Goya de 2004, también hace suyo el eje temático de la escritura sobre y desde las imágenes del arte, interpretando desde dentro del cuadro de Goya la decadencia y el infortunio de la existencia, dando pie a otras lecturas imaginativas que amplifican el potencial experimental del lenguaje  y  el  grado  contestatario  de  la  poesía a niveles comunicacionales pocas veces explorados, una poetología valiente que va más allá de la pose acomodaticia del nihilismo de salón literario y que puesta en práctica vale como terapia de choque frente al aislamiento de la pantalla generadora de subjetividades esquizofrénicas en la aldea global del capitalismo tardío.
Con la obra literaria de Sergio Laignelet se cumple un designio, el poeta colombiano hace de las suyas y los mundos del ayer y del mañana a través de los dibujos animados y los cuentos infantiles no volverán a ser los mismos jamás, es lo que tiene el poder transmutante y performativo de la poesía, como el chamán y el druida, el poeta inflama la llama del encantamiento y las realidades se confunden, la ironía y el sarcasmo destronan toda forma de dictadura, y del otro lado puede llegar la cura, el alivio pasajero o el definitivo trance que nos lleve de la mano a la sonrisa cómplice, entre tanto dolor y tantas injusticias, hacia lo inédito, lo inexplorado, lo inaudito.

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Delgado, Samir. Mitogénesis y transgresión en la obra de Sergio Laignelet [pp. 203-205]. Revista Aurora Boreal, N.º. 23; Especial autores colombianos. Copenhague, mayo-septiembre de 2018.

Delgado, S. 15 de febrero de 2018. That's all Folks! (poemas animados) del autor colombiano Sergio Laignelet. Marcapiel. https://marcapiel.com/2018/02/resena-del-libro-thats-all-folks-del-autor-colombiano-sergio-laignelet/

Delgado, S. 10 de febrero de 2018. That's all Folks! (poemas animados) del autor colombiano Sergio Laignelet. El lobo estepario. http://elloboestepario.com.ar/thats-all-folks-del-colombiano-sergio-laignelet/

Delgado, S. 5 de febrero de 2018. That's all Folks! (poemas animados) del autor colombiano Sergio Laignelet. Purpuraria.  https://samirdelgado.blogspot.com.es/2018/02/resena-del-libro-thats-all-folks-poemas.html


«JUEGO DE SOMBRAS» UN POEMA PARA EL 90 ANIVERSARIO DE MICKEY MOUSE
Samir Delgado

El ratón más famoso del mundo llamó la atención desde su pletorica irrupción en el universo de ficción de la fábrica Disney hace ahora noventa años. Y precisamente en tiempo de Navidad muchas generaciones siguen haciendo suyo a este simpático personaje que siempre ha estado vinculado con series de animación y ha traspasado la pantalla para instalarse como uno de los iconos del capitalismo global en la retina de las grandes multitudes anónimas alrededor del globo.
El filósofo alemán Walter Benjamin desmontó desde sus inicios la parafernalia del ratón que encumbró a Walt Disney, aludiendo a que los espectadores identificaban su propia vida con la de un Mickey que confrontaba constantemente el miedo en sus múltiples periplos y hazañas. Siempre astuto y entrañable, el personaje animado ha sido aprendiz de mago y violinista de los mejores conciertos de música clásica, emparentado con otros personajes de la talla del Pato Donald o Bugs Bunny, la figura inocentemente ilustrada, de una bonhomía inmortal por la gracia de su creador, capaz de salvar a Minnie ante cualquier peligro mortal y ser depositario de una infinita vocación para superar adversidades y asumir las más peligrosas  aventura s de  la  videoconsola.
Más allá de las fábulas de Esopo y la literatura del cómic, Mickey Mouse representa la quintaesencia de los cartoons, omnipresente y paradigmático, capaz de desafiar al Hades y a Cruella de Vil, interpretar el Ensueño de Schumann como nadie jamás y ser el ratón preferido para los ensayos futuros de la más avanzada Computer-generated imagery. El universo del pixel tiene a un dios con orejas y rabo, el más famoso de los ratones que hace de la caricatura un vector de la estandarización de las formas de vida a nivel planetario.
Precisamente dos poetas mexicanizados de la generación del exilio republicano español aluden a Mickey en diferentes textos. El poeta Gerardo Deniz apuntó a la película Fantasía en un artículo aparecido en Letras Libres en 2001 —luego incluido en su libro Paños menores– y trata sobre el fenómeno de la película en el modo en que las obras de Chaikovski, Beethoven o Schubert habían sido desbaratadas, al igual que el crítico Jomi García Ascot —nacido en Túnez pero de ascendencia de un diplomático español exiliado en Distrito Federal– quien alude a la insoportable presencia de dinosaurios en cada una de las melodías y el propio Mickey Mouse hipostasiado eternamente en el repertorio de la música de alta cultura.
Para estas fechas de conmemoración galáctica del noventa aniversario del ratón, hay un poema dedicado a Mickey en el más reciente libro del colombiano Sergio Laignelet, That´s all Folks! (poemas animados), publicado en la editorial Lebas en 2017, titulado «Juego de sombras» y en el que el roedor mediático crea una escena extraordinaria: «La vela oscila / en el cuarto oscuro // Mickey interpone su mano / entre la fuente de luz y la pared // con el pulgar / anular y corazón sobre la palma / índice y meñique flexionados / proyecta la sombra de un gato // Minnie se hace pis».
No es la mirada del poeta una provocación sin fundamento, el juego del ardid y la astucia como valor instrumental hacen del pragmatismo universal una filosofía de vida, Mickey Mouse siempre sale airoso, tras su filantropía amable se sumerge la fuerza motriz de lo consumible, la maquinaria Disney incorpora en todo escenario posible la presencia del ratón que hace del mundo un escaparate como guarida.
El poema del colombiano residente en Madrid, escenifica a la pareja Disney con su clásica capacidad de deconstrucción de los cuentos infantiles, solamente el poeta a solas frente al peso uniformador de la industria, así es como se puede asumir una mirada distinta capaz de sugerir una imagen que desconecte al dibujo animado de su carga mitologizadora, por medio del dispositivo de la ironía y el suculento tratamiento de un lenguaje efectivo la obra literaria de Laignelet también incorpora a Mickey Mouse, devolviéndole a través del poema —y de algún modo– ese grado de humanidad que lo hizo universal.
Es el doble de Mickey jugando a las sombras chinescas, como en la obra de Andy Warhol de 1981 donde su duplicidad, la alternancia de valores y el poder estar en dos sitios a la vez, hace del ratón nonagenario un símbolo del imperio del dólar.

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Delgado, Samir. 7 de febrero de 2019. «Juego de sombras» Un poema para el 90 aniversario de Mickey Mouse. https://lacebraquehabla.com/juego-de-sombras-un-poema-para-los-noventa-anos-de-mickey-mouse/

Delgado, S. 25 de diciembre de 2018. «Juego de sombras» Un poema para el 90 aniversario de Mickey Mouse. https://samirdelgado.blogspot.com/2018/12/juego-de-sombras-un-poema-para-el-90.html


Sergio Laignelet
© Fernanda Balangero


TRANSGRESIÓN DE LOS CUENTOS DE HADAS EN LA POESÍA DE SERGIO LAIGNELET
David Guijosa Aeberhard

Los cuentos que llevamos hasta la orilla de nuestros hijos e hijas son esa versión preventiva del mundo que quiere asombrarles y agradarles con la fantasía encapsulada en la imaginación popular pero también informarles de las conductas que desatan el peligro. Sin embargo, esos cuentos infantiles son hoy en día una reconstrucción infantilizada y segura de los originales surgidos de la tradición oral recopilada, reescrita o inventada por autores como Perrault, los hermanos Grimm, Afanásiev o Hans Christian Andersen. En ese sentido el poemario de Sergio Laignelet, Cuentos sin hadas, es una vuelta a la tradición popular, al origen de la información sin filtros de la naturaleza humana más inquietante. Un libro para quien desee un vistazo en nosotros, y en sí mismo, intenso y macabro sin dejar de ser bello y seductor en su reinterpretación del folclore de los cuentos. Con un lenguaje codificado en la combinación entre fantasía y poesía que nos lleva al mundo de las fábulas de la infancia, pero esta vez para devolvernos a las advertencias originales que estaban en estos relatos, ahora tamizadas por el ojo de la experiencia moderna, otra vida despiadada, un  nuevo  tiempo  que  rodea  todo  lo  que somos.
Ese es el filtro en los textos de Laignelet, una posición desde la que llega al lector. Cierta ironía cruel y el lenguaje cautivador del que aguijonea con una sonrisa, además del subtexto con el que se explora la sexualidad de los personajes de fantasía o sus historias de agresión. Llevándonos sutilmente por la brutalidad entreverada que se encuentra en los episodios y las criaturas que la industria del entretenimiento y las jugueterías convirtieron un día en una versión inocua de las narrativas que recorren los cuentos de hadas. Así Laignelet parte de la deformación de la feroz realidad de los cuentos originales para volver a la brutalidad original de aquellos relatos, pero esta vez con detalles de la vida contemporánea. De tal manera que el episodio que leemos en el poema «El gato con botas» se convierte así en un capítulo sobre el sadomasoquismo o en la violencia que se vuelve al fin contra el amo. Porque los poemas de Laignelet son otra versión de las versiones que nuestra imaginación común encierra, que ahora son noticias de un nuevo Marqués de Carabas, el amo ficticio de El Gato con Botas, que le enviaba a cazar un conejo como obsequio para el rey, ahora subyugado por su sirviente o por la lujuria. Y qué decir de «Alicia en el país de las maravillas» que se convierte en la metáfora de la metamorfosis del cuerpo infantil que ha madurado en la biología de su protagonista y para el que ahora se presenta el complicado desafío de adaptarse a su nueva edad y que luego, en «A través del espejo», se enfrenta a ese mismo cuerpo en la mirada que devuelve el espejo deformado de una sociedad que le exige una imagen a la que solo puede acceder a través de la anorexia o la bulimia.
Así en el libro de Laignelet se encuentran matices comunes con otros autores que ya  han tratado la confrontación de los puntos cardinales que moldean los mundos de fantasía de los cuentos y sus paralelos en la realidad, como ocurre, por ejemplo, en el viaje literario que propone Neil Gaiman en su obra Neverwhere. Y es por eso que al leer el poema «El flautista de Hamelín» da la sensación de que podrían ser versos escritos sobre algún personaje encontrado en el Mercado Flotante vendiendo carne de rata para subsistir, como un reflejo distópico de cualquier ser humano alimentándose de miseria.
De esa manera Cuentos sin hadas ofrece una actualización de las fantasías infantiles pero también de las pesadillas que encierran, para acercarlas a nuestro tiempo, a nuestro presente, y a la vez explicarnos de nuevo una parte del cuento que nadie debió perder de vista.

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Guijosa Aeberhard, David. Prólogo de Omvendte Eventyr (Traducción al español de Helge Krarup), Copenhague, Aurora Boreal, noviembre de 2017.

Guijosa A., D. 17 de noviembre de 2017. Transgresión de los cuentos de hadas en la poesía de Sergio Laignelet. https://www.auroraboreal.net/literatura/ensayo/2599-transgresion-de-los-cuentos-de-hadas-en-la-poesia-de-sergio-laignelet


TRANSFORMATIONEN AF EVENTYRGENREN I SERGIO LAIGNELETS DIGTNING
David Guijosa Aeberhard

De eventyr, som vi overdrager til vores sønner og døtre, er den beskyttende variant af verden, der både vil forskrække dem og behage dem med de forestillinger, som rummes i den folkelige fantasi. Men de vil også belære dem om den adfærd, som kan udløse faren. Disse børneeventyr er i vore dage en infantiliseret og renset rekonstruktion af originalerne, som er udsprunget af den mundtlige tradition, samlet, genskrevet eller opdigtet af forfattere som Perrault, Brødrene Grimm, Afanasiev eller H.C.Andersen. I denne henseende er digtsamlingen af Sergio Laignelet, Omvendte eventyr, en tilbagevenden til den folkelige tradition, til fortællingens oprindelse - uden filtre - om den mest foruroligende menneskelige natur. En bog for dem som ønsker et indblik i os og i sig selv, intenst, makabert og samtidig smuk og forførende i sin genfortolkning af eventyrenes folklore. Med et kodet sprog i en kombination af fantasi og poesi, som bringer os til barndomsfablernes verden, for at gengive os de originale advarsler, som lå i disse fortællinger – nu udvalgt med den moderne erkendelses øjne, et andet skånselsløst liv, en ny tid, der omgiver alt det, som vi er.
Dette er filteret i Laignelets tekster – den position hvorfra de kommer til læseren. En vis brutal ironi og et fængende sprog som hos den, der stikker med brodden med et smil, hvortil kommer underteksten med hvilken fantasipersonernes seksualitet eller deres aggressive historier undersøges. Det bringer os spidsfindigt til den iboende brutalitet, som man møder i episoderne og hos karaktererne, som underholdningsindustrien og legetøjsproducenterne en dag ændrede til en uskadelig version af de fortællinger, der gennemsyrer eventyrene. Således tager Laignelet udgangspunkt i deformationen af den grusomme virkelighed i de oprindelige eventyr for at vende tilbage til disse fortællingers oprindelige brutalitet, men denne gang med detaljer fra nucontidens liv. På en sådan måde at den episode, som vi læser i digtet, Den bestøvlede kat, bliver til et kapitel om sadomasochisme eller den vold, der til sidst vender sig mod herren. Fordi Laignelets digte er en anden version end de versioner, som vores fælles fantasi rummer, og de bringer nu nyheden om en anden Markis af Carabas, Den bestøvlede kats fiktive herre, som sendte ham ud for at fange en kanin som gave til kongen, men nu er underkastet sin tjener eller begæret. Og hvad kan man sige om Alice i Eventyrland, som ændres til at være en metafor på barnekroppens metamorfose, der er modnet i hovedpersonens biologi, og for hvem den komplicerede udfordring at tilpasse sig sin nye alder viser sig, og som derefter, i Gennem spejlet, konfronteres med blikket på den selvsamme krop, som spejlet tilbagegiver, deformeret af et samfund, som kræver et billede, som man kun kan opnå gennem anoreksi eller bulimi.
Således møder man i Laignelets bog træk, som deles med andre forfattere, der også har behandlet konfrontationen med de kardinalpunkter, der danner eventyrenes fantasiverdener og deres paralleller i virkeligheden, som det for eksempel sker i den litterære rejse, som Neil Gaiman tilbyder i sit værk Neverwhere. Og det er derfor, at man ved at læse digtet Rottefængeren fra Hameln får følelsen af, at det kunne være skrevet om en person, man møder på det flydende marked i Thailand, der sælger rottekød for at overleve – en dystopisk afspejling af et hvilket som helst menneske, der lever i dyb armod.
På denne måde tilbyder Omvendte eventyr en aktualisering af børnefantasierne, men også af de mareridt, som de indeholder – for at tilnærme dem vores tid, vores nutid – og på samme tid på ny forklare os en del af fortællingen, som ingen burde miste af syne.

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Guijosa Aeberhard, David. Prólogo de Omvendte Eventy, Copenhague, Aurora Boreal, noviembre de 2017.


DEN LILLE HAVFRUE

I højt humør
kærtegner kaptajnen den lille havfrue
men hendes krop forvirrer ham

således
at han lofter hende i halen
og skærer hovedet af

og
med samme kniv
afskæller ham hende under solen

(Traducido por Helge Krarup)

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lndhold: Den Lille Rødhætte; Tornerose; Den Lille havfrue; Johan Uden Frygt; Den bestøvlede kat; Alice i Eventyrland; De tre små  grise; Pinocchio; Blåskæg; Skønheden og Udyret; Snehvide; Gennem spejlet; Askepot; Tommeliden; Den grimme ælling; Rapunzel; Rottefængeren fra Hameln; Aladdin og den forunderlige Lampe; Hans og Grete; Troldmanden Merlín; Frøprinsen; Wilhelm Tell; Cikaden og myren; Haren og skildpadden.


Sergio Laignelet
Omvendte Eventy. Copenhague: Aurora Boreal, 2017



SERGIO LAIGNELET Y EL EFECTO KULESHOV
Marta Moreno López de Uralde

«Los tres cerditos / caminan rumbo a sus casas / vestidos con pantalón corto // […]»
En 1964 Fletcher Markle entrevistó a Alfred Hitchcock para la CBS. En esta conversación el gran maestro explica el efecto Kuleshov o cómo crear suspense combinando las imágenes adecuadas. Imaginemos un primer plano de un hombre de mediana edad. A continuación, la cámara nos muestra a una madre jugando con su hijo en el parque. Y de nuevo podemos ver al hombre, que reacciona ante lo que ve con una sonrisa llena de bondad. ¿Pero qué ocurriría si la cámara mostrara a una chica en bikini en lugar de la madre con su hijo? ¿Qué veríamos en la sonrisa del hombre? Probablemente, la mueca de un pervertido.
El artista holandés Erwin Olaf nos invita a mirar a través del ojo de dos cerraduras. A través de la primera podemos ver a un hombre de unos cuarenta años con un niño sentado en su regazo. Le está leyendo un cuento y al mismo tiempo acaricia su pelo con lentitud. La escena es turbadora, probablemente por el contraste entre la aspereza de las manos huesudas del hombre y la suavidad de la piel infantil. Pero si miramos a través de la segunda,  veremos  al  mismo  niño  sentado  en  el regazo de una mujer de rasgos maternales. La acción es la misma, pero sus gestos desprenden calidez y afecto.
El poeta colombiano Sergio Laignelet nos perturba con sus Cuentos sin hadas, una colección de poemas en los que distorsiona el reconfortante mundo de los cuentos de antes de dormir. En tan solo unos versos y con una asombrosa economía verbal, Laignelet consigue despertar nuestras más oscuras pesadillas. Todo comienza con una idea, la semilla de una historia. El proceso creativo es lento y casi doloroso, con innumerables versiones que serán sometidas al ojo crítico de su compañera Fernanda, testigo de la evolución de una narración cocinada a fuego lento hasta quedar reducida a un puñado de palabras que tienen el efecto de un puñetazo en el estómago.
«[…] luego / atados sobre la cama de un motel / con los pantaloncitos rodeándoles los tobillos / echan a llorar // mientras tanto/ exhausto y sin aire duerme el lobo»
Finalmente, Sergio imprime el poema y lo archiva en un cuaderno que se hizo hace años con las botas de montar de su hermana. Inquietante.

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Moreno López de Uralde, Marta. Revista Leñalmono, Nº 5-6, Santander, España, agosto/octubre 2017

Moreno, López de Uralde, M. 4 de noviembre de 2016. Sergio Laignelet y el efecto Kuleshov. Remembering in London. http://rememberinginlondon.blogspot.com.es/2016/11/sergio-laignelet-y-el-efecto-kuleshov.html


SERGIO LAIGNELET AND THE KULESHOV EFFECT
Marta Moreno López de Uralde

“The three little pigs / walk back home / in their shorts // […]”
In 1964 Fletcher Markle interviewed Alfred Hitchcock for the CBS. In this interview the great master explains the Kuleshov effect: how to create suspense just by juxtaposing images. He makes us imagine a middle-aged man in close-up. He’s looking at something. Now the camera shows a mother playing with her child in the park. Back to the man, we can see his reaction to what he’s seeing: he’s smiling like a kindly man. Then Hitchcock suggests that we substitute the mother and the child for a young girl in a bikini. What do we perceive in the man’s smile now? The grin of a pervert.
The Dutch artist Erwin Olaf invites us to peep into two keyholes. In the first one we can see a man in his forties with a little boy on his knees. He caresses his hair while he reads him a story. The scene is unsettling, probably because of the rough quality of the man’s bony hands, which contrast with the infant’s skin. If we look into the second keyhole, we’ll see the same boy sitting on a matronly woman’s lap. She’s doing exactly the same, but her gestures exude warmth and cosiness.
The Colombian poet Sergio Laignelet disturbs us with his “Tales without Fairies”, a collection of poems in which he twists the comforting world of our childhood bedtime stories. In just a few verses, with an amazing economy of words, he manages to awaken our most terrifying nightmares. Sergio starts with the seed of a story in his head. The writing process will be long and agonizing. There will be innumerable versions he’ll submit to the critical eye of his partner Fernanda, witness of the evolution of a long story that finally simmers down to a few words with the effect of a punch in the stomach.
“[…] later on / tied to a bed in a motel room / with the shorts around their ankles / they break into tears // meanwhile / exhausted and out of breath sleeps the wolf”
Finally, Sergio prints the poem and files it away in a folder he made a long time ago with his sister’s riding boots. Disturbing.

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Moreno López de Uralde, M. 4 de noviembre de 2016. Sergio Laignelet y el efecto Kuleshov. Remembering in London. http://rememberinginlondon.blogspot.com/2016/11/sergio-laignelet-and-kuleshov-effect.html


'ANTIFÁBULAS' DE SERGIO LAIGNELET
José Ben-Kotel

Ciertamente este feliz libro de poemas de SL no es una deconstrucción de las historias clásicas. No es el sentido de esta poesía; sí le da un aire nuevo a la noción que tenemos de estos cuentos-fábulas de una manera amable pero a la vez afilada. El poeta, a sus palabras las usa como a un dardo que da en el centro de las historias que conocíamos y nos las presenta como si fueran otras. Lo son. Las reverberaciones que había de ellas en nosotros, sus antiguos lectores, toman otro aliento, y adquieren una nueva vida. Con maestría, Laignelet, nos pone de lleno en el centro poético al que nos quiere llevar. Nos encontramos frente a un poeta inventor, sin proponérselo, de un nuevo género literario: la antifábula: «Suena el silbato / y la liebre deja una estela de polvo // corre / da la vuelta a la granja / y se aproxima a la línea de meta // divisa a la tortuga sobre la misma / y da por perdida la carrera // su rival permanece inmóvil» (La liebre y la tortuga, p. 57).
Cuentos sin hadas nos sitúa, literalmente, en un mundo al revés. Les ofrece otro aire a las fábulas tradicionales, en un juego que orilla con el absurdo, absurdo blanco, que tiene un exquisito humor negro. En su aire liviano podemos emparentarlas con el humor parriano; y ciertamente con la poesía de ‘mundo al revés’ de Goytisolo: “Érase una vez/ un lobito bueno/ al que maltrataban/ todos los corderos”, y con otros poetas y escritores hispanoamericanos que han puesto una impronta de humor en algunos de sus escritos, versos, o poemas.
Laignelet le tuerce el cuello al cisne, como lo hicieron tantos poetas de principios del siglo XX, quienes, audazmente querían cambiar el rumbo de la poesía tradicional. Y lo consiguieron. El autor colombiano lo logra sin aspavientos, fraternalmente, nos arriesgamos a decir. He ahí la diferencia con los ‘revolucionarios’ del pasado: el poeta no hace aspavientos de su revolución. Por el mero goce se embarca a construir su poética, sin deconstruir a poeta y/o cuentista alguno, con una llaneza que deslumbra. Lo lúdico es algo que no es fácil de conseguir y en su esgrima, en su interjuego con estos cuentos clásicos, sale muy bien parado: «El gato se deja de cuentos / y empuña el látigo // suenan cintarazos // acto seguido / el Marqués de Carabás / sin chistar / relame el cuero de sus botas» (El gato con botas, p. 19)
El autor continúa con una tradición y a la vez le da otro impulso a ésta al trastocar el sentido original de estos cuentos y fábulas con donaire lúdico, muy lúcido, y también trágico, que no obstante tiene una seriedad inapelable, por lo que nos los torna, podríamos aventurar, más de vanguardia. En su poesía hay un salto adelante, pero no al vacío.
En estas antifábulas laigneletianas hay pura poesía, o si lo quiere el ‘Desocupado lector’... poesía pura. Es una poesía que enternece y a la vez nos hace pensar en el absurdo de los humanos seres y sus cosas. Después de la lectura de Cuentos sin hadas hay catarsis, sacro fin de todo escritor. Este breve y profundo juego al alimón que hace SL en su reescritura y relectura de los cuentos de toda la vida, le hace bien a la literatura, y por ende al lector.

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Ben-Kotel, José (José Paredes). Revista Aurora Boreal, N.º. 23, Especial autores colombianos, Copenhague, mayo-septiembre de 2018.

Ben-Kotel, José (José Paredes). Memorias del Festival Internacional de Literatura de Copenhague 2016.


Sergio Laignelet
© Autorretrato


CUENTOS SIN HADAS O LA FABULACIÓN TRANSGRESORA DE SERGIO LAIGNELET
Samir Delgado

Leer un poema de Sergio Laignelet en un auditorio con público de todas las edades tiene consecuencias imprevisibles: de la sorpresa inaudita a la risa catártica. Nunca se sabe realmente lo que pasará en el orden establecido de las butacas oficiales al instante en que Caperucita, Pinocho y el Gato con botas crucen la platea en la versión deconstruida de sus cuentos por este poeta colombiano residente en Madrid.
Así ocurrió en las dos ocasiones que visitó como autor invitado el Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas que celebramos cada invierno en las islas Canarias. Su repertorio de poemas puestos en escena con su peculiar halo de malditismo equivale a una fabulación transgresora de las leyendas infantiles que conforman el imaginario contemporáneo que nos legó la tradición. Y no tardó en publicarse en nuestra primera tirada de libros poéticos su formidable Cuentos sin hadas (2010) que no dejará a nadie indiferente sobre la faz de la tierra.
No hay escapatoria para el lector de cualquier latitud cuando acometa un vistazo a los libros de Sergio Laignelet: el cóctel explosivo que alborota aquellas narraciones sobre patitos feos y cenicientas dejará impresa la huella profunda de la ironía más sutil en su retina. Y es que, el poeta desde su condición de paseante por las galerías donde reside lo arquetípico revisará con un desbordamiento imaginativo, sin moralina gratuita y con erotismo despampanante, aquellos filosofemas civilizatorios que campan a sus anchas por los reductos del inconsciente colectivo.
Parece que con cada poema suyo nos vamos adentrando a toda velocidad, sin freno posible, en un parque de atracciones donde los personajes clásicos, archiconocidos por el ciudadano de a pie, habitan un performance hiperreal, un universo propio libre de cualquier inhibición y verdaderamente desternillante. Sus cuentos sin hadas suponen un hallazgo literario para la reclamación de otra mirada posible y distinta sobre el corpus doctrinal de la herencia del pasado que adquiere, en su trasvase poético con bisturís, un lirismo seductor que embelesa, engancha a la primera por la fuerza hechizante de su originalidad.
En el caso excepcional de Sergio Laignelet, no encontramos una poética del yo metafísico con lenguajes enrevesados de floritura existencial. Y tampoco una redundancia en las facturas literarias del orbe posmoderno con sensiblerías confesionales.  Su  potencial  creativo  es  de  plena actualidad, pero va al hueso duro del mito, por la vía rápida accede a la esencialidad que constituye la base de las propias relaciones humanas en el capitalismo tardío. Comprometido con su tiempo no tiene la necesidad de transitar el panfleto de la denuncia social, le bastará solamente con dar un plumazo deconstructivo a la propia función pedagógica de los cuentos infantiles- desde Perrault a los Hermanos Grimm-, dejando a la vista el juego virtual de espejos de la sociedad de consumo y el imperio de los mass media que condicionan el andamiaje estructural del homo economicus en este nuevo siglo.
De su obra publicada en Bogotá, Malas lenguas (2005), reconoceremos inmediatamente el germen demiúrgico de Laignelet: la óptica del poeta que desintegra los presupuestos racionales y ofrecerá a la carta un carnaval de máscaras con referencias universales donde la transgresión reinventa sentidos liberadores. En toda su producción literaria, aparecida en revistas impresas y publicaciones digitales, gravita una misma obsesión por un lenguaje conciso, lúdico y esencial que reconcentra en sí mismo toda la savia de su cosmovisión postwaltdisney. Al igual que los griegos, cuando redujeron a átomos el divino olimpo, Laignelet desmitifica los dibujos animados dándoles al Mago Merlín, Blancanieves o Guillermo Tell  un  soplo  de  vida  fecundo  y  alternativo  que desgrana las contradicciones y problemáticas del hoy en la aldea global.
Tras su paso por las islas, queda el regusto de una espera permanente por su retorno, sabemos que lleva entre manos una larga y cuidada antología de poesía sobre gatos —Gatimonio: poemas de gatos de autores hispanoamericanos (Lebas, 2013)— y lidia con los personajes del circo para su nuevo filón literario, así que celebramos con estas palabras el hecho de que su libro Cuentos sin hadas viera por primera vez la luz en este archipiélago, tan nuestro como suyo, de mitos y turistas.

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Delgado, S. 2 de julio de 2016. Cuentos sin hadas o la fabulación transgresora de Sergio Laignelet. Literariedad. https://literariedad.co/2016/07/02/cuentos-sin-hadas-o-la-fabulacion-transgresora-de-sergio-laignelet/


Sergio Laignelet
© Fernanda Balangero


CUENTOS AL REVÉS DE SERGIO LAIGNELET
Gabriel Saad

El trabajo del poeta colombiano Sergio Laignelet, autor de Cuentos sin hadas, se inscribe en una prestigiosa tradición literaria. Podría incluso decirse que así nació la literatura: de la reescritura. La tragedia ática lo hizo a partir de los relatos homéricos y otro tanto hizo Rabelais, aunque tomó cierta distancia, cuando relató las guerras picrocolinas. Ya en nuestro tiempo, James Joyce transportó a Ulises a Dublín. Así es cómo de lo antiguo surge lo nuevo. Pero Laignelet va más allá en la innovación, porque, primera originalidad, transforma cuentos en poesía (salvo cuando La Fontaine remplaza a Esopo, aquí o allá). También introduce, segunda originalidad, la paradoja («Aladino y la lámpara maravillosa») y el humor, que puede ser chirriante («Los tres cerditos», «El patito feo»). Estos Cuentos sin hadas no son, pues, cuentos para niños, sino poesías para el niño que se ha vuelto adulto y que puede, por lo tanto, contemplar los cuentos de su infancia con una mirada irónica, desprendida. El placer de la lectura es doble, porque a la calidad de las poesías se suma la excelente traducción al francés de Rémy Durand. Lo que prueba, una vez más, que nadie puede improvisarse traductor literario. Sólo se llega a serlo al cabo de un largo trajinar.

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Saad, Gabriel. Revista Víacuarenta, Nº. 20-21, Barranquilla, Colombia, segundo semestre de 2015.


CONTES À L’ENVERS DE SERGIO LAIGNELET
Gabriel Saad

« Le travail du poète colombien Sergio Laignelet, auteur de Contes à l’envers, s’inscrit dans une prestigieuse tradition littéraire. On pourrait même dire que la littérature est ainsi née : par la réécriture. Les tragédiens l’ont fait avec les récits d’Homère, Rabelais en fit autant, mais en prenant quelque distance, lorsqu’il nous raconta les Guerres picrocholines. Plus près de nous, James Joyce transporta Ulysse à Dublin. C’est ainsi que de l’ancien naît le nouveau. Mais Laignelet innove, en même temps, ce qui signe son originalité. Il puise, certes, dans notre mémoire, celle de notre enfance, la matière de sa réécriture. Or, première originalité, il transforme les contes en poésies (sauf lorsque La Fontaine est venu remplacer Esope, ici ou là). Et il introduit, deuxième originalité, le paradoxe (« Aladdin et la lampe merveilleuse » ) et l’humour qui, par la même occasion, devient parfois grinçant (« Les trois petits cochons », « Le vilain petit canard »). Ces Contes à l’envers ne sont donc point des contes pour enfants mais des poésies pour l’enfant devenu adulte, capable de jeter sur son enfance un regard ironique, détaché. Le plaisir de la lecture est ici redoublé par l’excellente traduction de Rémy Durand. Preuve, encore une fois, qu’on ne s’improvise pas traducteur : on le devient au bout d’un long chemin. »

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Lectura en Maison de l’Amerique Latine, París, 8 de junio de 2015.

Saad, Gabriel. Contes à l’envers (édition bilingüe, traduit par Rémy Durand, Encres Vives, Toulouse, 2017.


Sergio Laignelet
Contes à l’envers. Colomiers: Encres vives, 2017


CUENTOS AL REVÉS 
Rémy Durand

Sergio Laignelet se inscribe en la corriente de Philippe Dumas, Boris Moissard, Joëlle Pétillot, Angela Carter, Anne Sexton, Roald Dahl, James Finn Garner y Robert Coover, y nos ofrece versiones «deconstruidas» de los cuentos de hadas clásicos en unos poemas marcados por el sarcasmo y el humor negro.
Con una certera economía de palabras, el poeta colombiano pone patas arriba las historias de los cuentos populares; y de la forma más discreta posible ‘desvía’ a los personajes de esos relatos a otros escenarios sobradamente perversos, como si no quisiera molestarlos...

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Lectura en Maison de l’Amerique Latine, París, 8 de junio de 2015.

Durand, Remy. Contes à l’envers (édition bilingüe, traduit par R. D.), Encres Vives, Colomiers, 2017).


CONTES À L’ENVERS 
Rémy Durand

« Dans la mouvance d’un Philippe Dumas, Boris Moissard, Joëlle Pétillot, Angela Carter, Anne Sexton, Roald Dahl, James Finn Garner et Robert Coover, Sergio Laignelet nous offre ces « contes défaits », avec une belle délectation retenue.
Sa poésie s’inscrit dans l’humour noir et le cynisme. Ces contes, bien connus de tous, il sait les mettre sens dessus dessous, avec une économie de mots qui va de pair avec sa discrétion à les « détourner », dans une mise en scène assez perverse d’humour très noir, comme ça, sans avoir l’air d’y toucher… »

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Lectura en Maison de l’Amerique Latine, París, 8 de junio de 2015.

Durand, Rémy. Contes à l’envers (édition bilingüe, traduit par R. D.), Encres Vives, Colomiers, 2017).


Sergio Laignelet
© Julio Olaciregui


LES POÈMES TRÈS NOIR DE LAIGNELET
Rémy Durand

Sergio Laignelet est un poète Colombien de Bogotá. Ses contes, bien connus de tous, il sait les mettre sens dessus dessous avec une économie de mots qui va de pair avec sa discrétion  à les détourner dans une mise en scène assez perverse d’humour très noir, comme ça, sans avoir l’air d’y toucher…

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Durand, Remy. Contes à l’envers (édition bilingüe, traduit par R. D.), Édition Villa-Cisneros, Toulon, France, 2015.


LES TROIS PETITS COCHONS

Les trois petits cochons
rentrent à la maison
vêtus de culottes courtes

plus tard
attachés sur le lit d'un motel
la culotte baissée jusqu'aux chevilles
ils se mettent à pleurer

tandis
qu'épuisé et hors d'haleine le loup dort

(Traducido por Rémy Durand)

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Poèmes : « Petit Chaperon rouge » ; « La Belle au Bois Dormant » ; « Le Petite Sirène » ; « Jean sans peur » ; « Le chat botté » ; « Alice au pays des merveilles » ; « Les trois petits cochons » ; « Pinocchio » ; « Barbe Bleue » ; « La Belle et la Bête » ; « Blanche-Neige » ; « À travers le miroir » ; « Cendrillon » ; « Le Petit Poucet » ; « Le vilain petit canard » ; « Raiponce » ; « Le Joueur de flûte de Hamelin » ; « Aladdin et la lampe merveilleuse » ; « Hansel et Grete »l ; « Merlin l'enchanteur » ; « Le prince grenouille » ; « Guillaume Tell » ; « La cigale et la fourmi » ; « La lièvre et la tortue ».


Sergio Laignelet
Contes à l’envers. Toulon: Édition Villa-Cisneros, 2015


LAS FRONTERAS DE LA INFANCIA
Margarito Cuéllar

Cuentos sin hadas, del poeta colombiano Sergio Laignelet, más que retomar una tradición, vuelve a ella para desmitificarla y darle otras tonalidades al blanco y al rosa que solían acompañar los sueños de la infancia.
Cómo olvidar que la infancia suele pasar las barreras de la edad adulta con un aire de entrañable mitificación. Los personajes de los cuentos: leídos, escuchados a través de voces cercanas o lejanas, cruzan el puente del futuro con un aire de oralidad que se arraiga en la mente del escucha o lector. Todo es posible en la magia del mundo mítico que, a diferencia de otros sucesos en el viaje que va de la infancia a la adolescencia, y de ahí a la edad adulta, se sumergen en la memoria y raramente salen a flote. El niño-lector-escucha no sólo siente como suyos los escenarios ajenos a la realidad, él mismo es un personaje que vive en carne propia las aventuras y desventuras de que habla la historia de la literatura infantil. Mundos mágicos, ciertamente transformados por el tiempo. Sucesos que en el referente infantil se registraron como naturales y cotidianos.
Los textos que reúne este libro, breves y sustanciales, forman  parte  de  otra didáctica: la de continuar los sueños en otra parte del mundo imaginario. Hechos y escenarios se trasladan a otra época, despiertan en otra dimensión, se nutren de otros juegos. Los personajes conservan el mismo poder, encanto y malestar que los hicieron héroes y villanos en el pasado, aunque de alguna forma la atmósfera que inventaban se ha transformado de manera radical, de tal manera que pudiéramos pensar que la vida imaginaria no es como la pintan.
Personajes fragmentados, escenas en cámara rápida, protagonistas de la mitología popular y de la literatura, de las canciones infantiles y el cine, se reúnen en asamblea convocada por los personajes y las historias de Cuentos sin hadas.
Entre el poema de humor y la fábula, el cuento versificado y el apotegma puntual, los textos de Laignelet nos enseñan que las fronteras de la infancia han sido transgredidas por caperucitas, lobos, piratas, gatos sonrientes, enanos, cenicientas, patitos feos, bestias, príncipes y raras avis del imaginario. Dicen presente en un tiempo en que la realidad se impone de manera apabullante sobre la imaginación, donde el sentido lúdico de la poesía parece ser un convidado de piedra y la solemnidad termina anudándonos la corbata a autores y lectores.

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Cuéllar, Margarito. Ombligo, revista electónica de arte y cultura, México, noviembre de 2012


CUENTOS SIN HADAS
León Félix Batista

¿En cuál interregno de todo lo que es materia vive un Hada? ¿Dónde no? Complicado responder, por su carácter etéreo, su inasibilidad, pero a la vez la concreción con que viven en leyenda, en el lóbulo temporal -que sobrepasa el tiempo-, en cuentos.
Eso lo supo, de pronto, Laignelet: las Hadas (y los Hados) están en todas partes, sobre todo en tradiciones transmitidas por los libros o por voces. Supo que dicen cosas que significan lo que somos: que manifiestan los submundos de la mente en arquetipos. Y, por tanto, que es posible la reconstrucción del mito a través de torceduras: de una curva de la historia que se cuenta.
Acto de reescritura, de transformación, casi metamorfosis, lo que se da en los actos, que trastornan la integridad del personaje, y por lo tanto la narratividad, complicando los conflictos. Prestidigitación de reformular el mundo: ¿qué tal si Caperucita hubiera sido cazadora y en ese mundo el lobo batallara por su vida? ¿Y si ese mismo lobo intenta, en otro plano, no zamparse los cerditos sino estuprarlos? La Bella Durmiente duerme más después del beso, Alicia vive ahora la maravilla de su menarquia y, cuando Gretel embadurna su cuerpo de chocolate, el deseo más intenso brota en Hansel…
Puede pensarse entonces en Sergio Laignelet como un Hefesto contemporáneo, fraguando nuevos mundos con materia trabajada, para hacerla delirante.

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Batista, L. F. 14 de agosto de 2016. Cuentos sin hadas. La Otra. http://www.laotrarevista.com/2011/08/sergio-laignelet-bogota-1969/

Batista, L. F. Mayo de 2011. Cuentos sin hadas. Aurora Boreal. http://www.auroraboreal.net/literatura/libros/814-cuentos-sin-hadas


CIRCO LAIGNELET
Ramón Cote Baraibar

Con tan sólo un par de libros de poemas publicados, Sergio Laignelet (Colombia, 1969) le ha mostrado a sus lectores lo mucho que puede dar entregándoles tan poco, pues él ha sabido dosificar su decir en breves poemas que tienen como denominador común una fina inteligencia, una afilada sutileza y un gran manejo de la precisión.
Para ello ha optado, como si de la decoración de un teatrino se tratara, por unos textos armados con muy pocos pero temibles elementos, escogidos con gran exactitud, porque sabe que es allí donde puede dar lo mejor. Alejado de las confesiones, de las descripciones, de la grandilocuencia, de las hipérboles y del andamiaje retórico al que nos tiene acostumbrada cierta clase de poesía, Laignelet por su lado ha preferido hablar de los otros para dejar como de soslayo la impronta de sí mismo, tal como se advierte en su más reciente libro, Cuentos sin hadas, donde hace un repaso minucioso y ciertamente cruel de las historias infantiles, para volver a esas historias originales en otras historias de naturaleza distinta, en las que la perversidad alcanza a ser considerada como una de las bellas artes.
Se ha dicho que la sutileza es uno de sus escalpelos preferidos, y no ha sido gratuita esa mención, toda vez que Laignelet nos vuelve a deslumbrar con estos poemas sobre el circo, asunto que ha interesado a grandes pintores (Picasso, Monet, Seurat) y a grandes escritores, como es el caso de Ramón Gómez de la Serna, quien le dedicara en su totalidad uno de sus libros más entrañables. No me resisto a citar algunos de sus apartados: «Todos estamos como en el fondo del lago encantado, en ese salón lleno de luz y pedrerías en que, leyendo los cuentos de niño o yendo al circo, nos hemos sentido no muy lejos de la tierra… Por entre las cortinas que dan al espectáculo es por donde se ve mejor el centro de la tierra, el otro espacio como interplanetario o cosa por el estilo que es el del circo».
«Textos insolentemente deliciosos» dice Jorge Ariel Madrazo de los poemas de Cuentos sin hadas. Exacta definición para esta nueva producción de Sergio Laignelet en la que se disfraza en esta oportunidad de presentador de circo, donde no deja títere con cabeza, para emplear una expresión cruenta, sarcástica y perversa que es muy de su cosecha. Son estos poemas de una brevedad escalofriante, donde nuevamente se advierte la lección aprendida no tanto de los haikús japoneses como de los epigramas latinos, pasados por el tamiz de Jose Emilio Pacheco,  pero  hechos  con  una voz tan suya que ya son reconocibles a kilómetros de distancia.
Otra cita final –refiriéndose a los magos- del autor de las Greguerías: «Es la broma ejemplar de los sofismas del circo, que adiestra la imaginación y perturba encantadoramente las matemáticas».
Entonces, queridos lectores de la revista Atlántica: pasen y vean este breve muestrario del Circo Laignelet. No olviden recoger sus cabezas a la salida.

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Cote Baraibar, Ramón. Circo Laignelet. Texto inédito, 2011. 


Sergio Laignelet
© Fernanda Balangero


AJUSTE DE CUENTOS
José Ramón Ripoll

«Laignelet es un poeta marcado por la ironía y, en cierta manera, por la distancia. Desde un plano objetivo, atraviesa con su mirada o, mejor decir, con su lengua, la historia, el mito, el cuento con el que nos han tratado de moldear la vida, en un afán de rectificar su curso, deshacer lo andado, reírse del mundo. Así, en formas breves, casi epigramáticas revisita Blancanieves, Caperucira Roja o los Tres Cerditos. El poeta recorre estos mundos sin afán de nada, huyendo de cualquier hazaña y más aún de la grandilocuencia que pueda disparar su aventura».

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Lectura en Casa de América, Madrid, 23 de febrero de 2010.


Sergio Laignelet
© Archivo fotográfico del autor


LAS PERVERSAS CRIATURAS DE SERGIO LAIGNELET
Jorge Ariel Madrazo

«Caperucita / con falda corta / en los ojos del lobo…» Caramba, ¿qué versión es ésta del celebérrimo cuento de Perrault, luego popularizado por los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm? Ya al moralizante Perrault se le había ido la mano: el lobo devoraba a la niña, por el solo hecho de que ésta “desafió la prohibición de hablar con desconocidos”. Pero esta nueva vuelta de tuerca de Sergio Laignelet, ¿no es en su regodeo erótico mucho más audaz aún?
Y a qué mentir: casi me sonrojo ante ese Gato con Botas pasado también por el tamiz laigneletano, que enarbolando su látigo ejerce el sadomasoquismo con el pobre Marqués de Carabás, postrado a sus plantas. Por no hablar de lo ocurrido a los Tres Cerditos a manos del Lobo, en cierto motel de cuyo nombre ni quiero acordarme…
Estos textos insolentemente deliciosos de Laignelet me evocaron por su talentoso desparpajo los cantitos no menos perversos de Edward Gorey, quien en su Alfabeto macabro pero no sólo allí pergeñó fabulitas y dibujos maravillosos que se engolosinaban con los destinos trágicos de veintiséis criaturas, cuyos nombres comenzaban con cada una de las letras del alfabeto inglés.
Todos aquellos que disfruten con estos toques de espléndido sadismo recordarán asimismo los cuentos de Saki (Héctor Hugh Munro), empeñados en hilvanar situaciones cuyo absurdo lindaba con la paradoja y el horror más refinados.
Y bien: tan refrescante maná de un placer sibarítico-literario, que como se dijo había arañado ya un clímax nada apto para niños en algunos de los cuentos de los hermanos Grimm, volvió a perfumar mis sentidos cuando abordé la lectura, deparadora de un goce ligeramente ‘maldito’, de estos poemas brotados de la pluma, y del alma irreverente, de Sergio Laignelet. Que son hasta cierto punto un ejercicio de inquietante nonsense, pero sobre todo una muy creativa demostración de maestría para ‘traicionar’ y al mismo tiempo, rendir conmovedor homenaje, a las consejas y cuentos tan inocentes como escandalosos que jalonaron nuestra niñez.
Adelante, pues, los audaces, y a no asustarse ni con ese Barba Azul que duerme impertérrito junto a quien fue su esposa, ni con la Sirenita degollada y descamada, nada menos, por el inescrupuloso Capitán. El placer y el goce aguardan a quienes osen recorrer estas páginas. Al principio y al final de ellas aguarda un poeta que aun en textos tan breves y concentrados logra como ocurre con los buenos licoresarribar a la quinta esencia de la palabra justa y de ese toque de magia sin el cual ni la vida, ni la literatura, merecerían existir.

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Madrazo, Jorge Ariel. Prólogo de Cuentos sin hadas, islas Canarias, 3 orillas, mayo de 2010.


Sergio Laignelet
Cuentos sin hadas. Canarias: 3 Orillas, 2010


DE LAS LENGUAS ABSUELTAS
Juan Manuel Roca

Una lengua absuelta, sin pensar mucho en la expresión de Elías Canetti, puede ser aquella que sin ser bífida no se niega ni a la miel ni a la cicuta. Algo de esto encuentro en los poemas de este libro de Sergio Laignelet, titulado de manera provocadora Malas lenguas. A veces es la suya una lengua ávida de las dulzuras del amor, a veces proclive a saborear un recetario de venenos.
La brevedad de estos poemas, que tienen más cercanía con los epigramas, Catulo o Marcial como mascarones de proa, que con los haikus orientales, Basho en la popa, atiende a buscar esencias en cada una de las palabras atrapadas, a develar un mundo oculto bajo las capas de las buenas maneras.
Entre un Eros desacralizado y una ironía que a veces recompone desde una pérfida mirada a los cuentos infantiles, donde Caperucita Roja y el Lobo Feroz pueden ser una suerte de Bonny and Clyde con la coartada de un bosque, Sergio Laignelet se ubica en el centro dando dobles y mandobles al lector.
En todo esto, como en una atmósfera chaplinesca, el poeta se saca la lengua frente a un espejo, para que la burla del otro no excluya la de sí mismo. Pero antes de ejercer esa burla nos  advierte  al desgaire que «una de las triquiñuelas del diablo / es pintarse la cara de payaso». Es el mismo diablo, que no un demonio del mediodía si nos atenemos a la juventud de Laignelet, el que lo instiga al paso de un cortejo de Lolitas, y ya sabemos que la díscola muchacha de Nabokov era diestra en el arte de corromper a los mayores.
Poemas como «Extranjero», que es una pequeña bitácora de un trasterrado, o como su monólogo de Judas Iscariote, se entreverán a una visión despojada y ascética. La suma de paisajes y soledades y evocaciones de su ciudad, Bogotá, con su cerro tutelar dormido como un gato, termina por seducirnos para hacernos compartir una lengua desenfadada.
Hay un equipaje de lecturas y emociones previo a la escritura de este libro, mucha malicia o pericia en el lenguaje, una paciencia de relojero y ningún afán por buscar a todo trance sus lectores. No es pues una escritura precoz, si consideramos que esta ópera prima le llega como si siguiera la sabia premisa de Cervantes: «Por la calle del Ya voy se va a la casa del Nunca»
Malas lenguas contra los falsos pudores, Malas lenguas contra el tedio y los espejismos de una falsa felicidad que vive embarcándose en algunos cruceros por el mundo,  Malas  lenguas  contra  los satisfechos, el libro de Sergio Laignelet, desde su tono asordinado y desde una andadura a contravía, nos invita a una lectura riesgosa, de ninguna manera complaciente.

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Roca, Juan Manuel. Prólogo de Malas lenguas, Bogotá, Icono editorial, octubre de 2005.


Sergio Laignelet
Malas lenguas. Bogotá: Icono editorial, 2005



GATIMONIO: TESTIMONIO DE AMOR A LOS GATOS
Jorge Ita Gómez

El poeta colombiano Sergio Laignelet (Bogotá, 1969), residente en Madrid desde el año 2000, acaba de firmar para la posteridad su testimonio de amor a la poesía y a los gatos, en «Gatimonio» (Lebas, 2013), significativo aporte a las letras de habla hispana, en bella y pulcra edición.
Laignelet, reúne 177 poemas de 99 autores hispanoamericanos, entre los que figuran los poetas peruanos César Atahualpa Rodríguez, Arturo Corcuera, Luis La Hoz, Armando Arteaga, Eduardo Chirinos, Antonio Cisneros, Américo Ferrari, Carlos López Degregori, Roger Santiváñez, Rocío Silva-Santisteban, José Watanabe y Miguel Ángel Zapata.
Complementan la lista de antologados, poetas de otras latitudes como Óscar Hahn, Ernesto Cardenal, José Emilio Pacheco, Carlos Martínez Rivas, Homero Aridjis, José Carlos Becerra, Andrés Eloy Blanco, Jorge Luis Borges, León de Greiff, Eliseo Diego, José Lezama Lima, Alberto Girri, Enrique Lihn, Olga Orozco, Nicanor Parra, Gonzalo Rojas, Jaime Sabines, Ida Vitale, José Juan Tablada, Jorge Teillier, Gabriel Zaid, Raúl Zurita, entre otros.
Conocido es el encanto que sentían los poetas Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire, Charles Bukowski y tantos otros más por los gatos, esos nobles animalitos del Señor satanizados en muchas leyendas urbanas como otrora en el imaginario medieval creían ver en él a la encarnación del mismísimo Lucifer, cuando en realidad abonan, como vemos, tantísima más ternura, haciendo derroche de misterio y sensualidad con prosa sobre la marcha.
El gato (Miw) ejerce como su electrizante cola agazapada sobre quien lo contempla cierta fascinación perturbadora, símbolo del poder (diosa gata Bastet) en el antiguo Egipto, se le atribuye siete vidas y se le compara también con un tigre doméstico en miniatura rozándonos al paso con terquedad y ternura obsesiva su elástico lomo el pantalón.
Como que todos son pardos en la noche, se ha consagrado igualmente en el almanaque a agosto como el mes de estos felinos no por una creencia mística, sino más bien científica: «poliéstrico estacional», le llaman, al mes de celos e intensos correteos y maullidos perturbadores por todos los tejados. Incluso hay una canción en inglés titulada The Year Of The Cat, que también popularizó en el ámbito hispano en la década de los ’80, el músico, cantante y compositor británico nacido en Glasgow-Escocia, Al Stewart.
En San Luis de Cañete (sur de Lima-Perú) desde hace 19 años todos los 21 de setiembre se realiza la polémica festividad de Santa Ifigenia, llamada también el «Festival del Curruñao» o «Fiesta del Gato» en honor a esta Virgen negra, patrona de las artes de los afrodescendientes peruanos, cuya gastronomía cuenta como principal atractivo con los diversos platillos preparados con carne de gato (guiso y chicharrón, principalmente), hoy penado y prohibido definitivamente por la Ley de protección a los animales.
Verdad o no aquello de que hay mucho misterio y tanta belleza como gato encerrado en la poesía desde el origen de los tiempos, solo queda tirar del gatillo y desentrañar ese enigma secular leyendo con devoción y placer esta magnífica antología gatuna a la luz de la Luna, entre ron(roneos), agudos maullidos y g(r)ata compañía.

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Ita Gómez, Jorge. 23 de febrero de 2014. Terra ígnea. http://terraignea.blogspot.com/2014/02/gatimonio-de-sergio-laignelet.html

Ita Gómez, Jorge. Periódico El Popular, Lima, 1 de febrero de 2014 (publicado parcialmente).

Ita Gómez, Jorge. 1 de febrero de 2014. Blogspot del autor: Gatimonio: testimonio de amor a los gatos. http://genioembotellado.blogspot.com/2014/02/gatimonio-testimonio-de-amor-los-gatos.html


GATIMONIO O EL LIBRO DE LOS GATOS IMAGINARIOS
Óscar Hahn

De los numerosos textos literarios que existen acerca de los gatos, el más conocido es el cuento de Edgar Allan Poe «El gato negro». El pasado agosto, mes de los mininos, se cumplieron 170 años desde que fuera publicado por la revista norteamericana Saturday Evening Post. Difícil olvidar la imagen final, en la que aparece el cadáver de una mujer emparedada de pie, con el diabólico felino agazapado arriba de su cabeza. Así culmina esta escalofriante metáfora de la culpabilidad.
Emblemáticos son también el cuento infantil de Perrault «El gato con botas», cuya osadía e ingenio me asombraban cuando niño; el poema «Los gatos», que según Baudelaire «buscan el silencio y el horror de las tinieblas»; el evanescente gato de Cheshire y su sonrisa autónoma, de Alicia en el país de las maravillas; y los juegos verbales de T. S. Eliot en Old Possum Book for Practical Cats, que inspiró la comedia musical Cats.
Todavía tengo en mi memoria la imagen de algo que vi en el Museo de Historia Natural de Chicago. En la sección de Egiptología estaban las predecibles momias que el cine ha resucitado para aterrorizar a muchas generaciones, pero lo que más me llamó la atención fueron unas momias de gatos egipcios. Estos pequeños difuntos, envueltos en vendas, me infundieron una extraña mezcla de miedo, ternura y compasión.
En cuanto a mi experiencia personal, no literaria, si dijera «Yo nunca tuve gatos», esta declaración sería falsa y verdadera a la vez. Si en ella la palabra «gatos» se refiere a la subespecie de mamíferos, es falsa; si se refiere al animalito macho, es verdadera. No tuve gatos, pero tuve gatas. Hembras. La primera a los 6 años. La llamé Coneja, porque había nacido sin cola. La segunda, ya adulto, fue la gata siamesa Michelle, bautizada así en homenaje a los Beatles. Y por último, en Iowa, la regalona y cariñosa Cuchita, a la que tuve que dar en adopción porque le producía ataques de asma a mi hija Constanza. Sus lastimeros maullidos y su triste mirada en el momento de la despedida no los olvidaré jamás.
He recordado todo esto a raíz de la publicación de una antología que acaba de aparecer en Madrid con el nombre de Gatimonio (Lebas, 2013) y que también podría titularse «El libro de los gatos imaginarios». Son poemas de 99 autores hispanoamericanos, reunidos por el poeta colombiano Sergio Laignelet. No dispongo de espacio para hablar de todos ellos, así que me detendré en unos pocos. Por ejemplo, en el notable poema de Juan Luis Martínez «La probable e improbable desaparición de un gato por extravío de su propia porcelana», en el que la porcelana reflexiona y está tan viva como cualquier animalito real. O en el sentimental y nostálgico «A un gato que no volvió», de Eliseo Diego, felino negro que se marchó con una gata blanca. O en el soneto «A la muerte de un gato de Manhattan», de Enrique Lihn, inspirado en el deceso de Athinulis, un genuino micifuz doméstico (y no un selvático tigre en miniatura), cuyo dueño era su amigo y traductor al griego Rigas Kappatos. O en los versos de Olga Orozco dedicados a una gata suya que la acompañó 15 años, por su «sabiduría para excavar la noche y descubrir sus presas y trampas». También habría que mencionar «Pussykatten», de Nicanor Parra, una elegía a un gato que enfrenta la vejez y que «ahora se lo pasa/ acurrucado cerca del brasero» donde hasta las ratas se atreven a morderle la cola. Y el poema en prosa «Gato loco», de Jaime Sabines, cuyo regalón no era un insano como él creía, sino que rondaba por las habitaciones toda la noche, a la caza de «fantasmas, malas vibraciones y extraterrestres».
Mark Twain sostenía que la cruza entre gatos y seres humanos mejoraría a los humanos, pero perjudicaría a los gatos. Después de leer muchas de las cosas que se escriben en las redes sociales, la verdad es que uno se siente inclinado a darle la razón a Mark Twain y a ensayar algunos maullidos. Por si acaso, digo yo.

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Hahn, Óscar. El Mercurio, Artes y Letras, Revista de Libros, Santiago de Chile. Domingo 5 de enero de 2014. El libro de los gatos imaginarios. El Mercurio, Artes y Letras, Revista de libros.

Hahn, Óscar. El Mercurio, Artes y Letras, Revista de Libros, Santiago de Chile. Domingo 5 de enero de 2014. El libro de los gatos imaginarios. El Mercurio, Artes y Letras, Revista de libros. http://impresa.elmercurio.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=05-01-2014%200:00:00&SupplementId=0&BodyID=6&PaginaId=14 

Óscar, H., 2.semestre de 2015. El libro de los gatos imaginarios. Letras.s5.com, proyecto patrimonio. http://letras.s5.com/ohah100116.html


Sergio Laignelet
Gatimonio: poemas de gatos de autores hispanoamericanos. Madrid: Lebas, 2013



GATIMONIO DE SERGIO LAIGNELET
Samuel Serrano S.

Íntimamente ligado al hombre y al mismo tiempo independiente en sus acciones, quizás ningún animal resulta tan difícil de definir como ese felino mezcla de tigre y perro que llamamos gato. El tigre nos deslumbra por su fortaleza y elegancia, el perro nos conmueve por su apego y lealtad, pero el gato es un animal ambiguo; cuando está en casa y pretende obtener algo de su amo se comporta como un minino zalamero, pero al salir a la calle y echarse a vagabundear por los tejados se torna de inmediato en un sagaz aventurero que olvida los reclamos de su dueño y arroja su cariño por la borda. Quizás sea la personalidad ambivalente de este felino que lo convierte en un mesurado Dr. Jekyll durante el día y un libertino Mr. Hyde durante la noche la que tanto ha fascinado a los poetas que han disfrutado observando sus acciones y realizando su retrato en claros versos. Sergio Laignelet, poeta colombiano ejercitado en el arte de remover las hadas de los cuentos para dotarlos de un  nuevo vuelo, ha rastreado y compilado en la antología poética Gatimonio la presencia del gato en la imaginación y los sueños de cerca de un centenar de poetas hispanoamericanos de todas las tendencias y periodos.
Desde Beppo, el gato metafísico de Borges que se contempla en la luna del espejo sin comprender el misterio de los arquetipos y del tiempo, hasta el gato condenado de Raúl Zurita que deja escapar sus siete vidas entre maullidos de amor, hay gatos en esta antología de todos los pelajes y colores, nacidos de las fantasías  y los sueños: gatos verdes, azules o lila, albarrazados de luna o negros de pesadilla que duermen sobre nuestro pecho o visitan planetas como en uno de los poemas de José Acosta que da inicio a este florilegio.
Gatos de color tordo, obsidiana o mimetizados con la sombra, como aquel que orquestó los delirios del huérfano de Baltimore, gatos denicianos, de orejas cónicas que se han vuelto escépticos a fuerza de escucharlo todo, gatos que comen mariposas o se alimentan de moras, gatos que se deslizan por el sueño con la desenvoltura de un gnomo, que se agazapan entre la maleza de jardines malolientes o saltan y acezan chillando sobre el lomo de sus gatas, ardientes fierecillas de deseo que en los versos de López Degregori se convierten en un pequeño animal de alivio y en los de Eduardo Lizalde en una mujer de terciopelo oscuro, misteriosa, negra y seductora como la poesía, como los gatos de Joaquín Giannuzzi que esta noche buscan su lugar en el cosmos y en el corazón de los lectores.

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Serrano, Samuel. Gatimonio de Sergio Laignelet. Revista Víacuarenta, Nº. 16-17, Barranquilla, segundo semestre de 2013.

Serrano, S. 3 de marzo de 2017. Gatimonio: poemas de gatos de autores hispanoamericanos. Recuperado de http://www.laraizinvertida.com/detalle.php?Id=2103

Serrano, Serrano, Samuel. 6 de enero de 2017. https://www.babab.com/2014/01/06/gatimonio-poemas-de-gatos-de-autores-hispanoamericanos/


Sergio Laignelet
© Archivo fotográfico del autor


OTRAS TRADUCCIONES


(Para leer los poemas sin que sus estructuras se vean alteradas gire la pantalla de su celular a posición horizontal o visualícelos en un PC)


«JUEGO DE SOMBRAS» DE THAT'S ALL FOLKS! (POEMAS ANIMADOS)


JOGO DE SOMBRAS

A vela oscila
no quarto escuro

Mickey interpõe a mão
entre a fonte de luz e a parede

com o polegar
anelar e médio sobre a palma
indicador e mindinho flexionados
projecta a sombra de um gato

Minnie faz chichi

(Traducción al portugués por Nuno Júdice)

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También ha sido traducido por Victor Oliveira Mateus y publicado en la antología À Dança das Folhas)  


SHADOW PLAY

A candle flickers
in the dark room

Mickey interposes his hand
between the light source and the wall

whit his thumb
his ring and middle fingers over the palm
his index and little fingers flexed
he casts a cat's shadow

Minnie pees on herself

(Traducción al inglés por Fernanda Balangero)


JEUX D’OMBRES

La bougie vacille
dans la chambre obscure

Mickey met sa main
entre la source de lumière et le mur

avec le pouce
l’annulaire et le majeur sur la paume
l’index et le petit doigt repliés
il projette l’ombre d’un chat

Minnie se pisse dessus

(Traducción al francés por Stéphane Chaumet)


SCHATTENSPIEL

Die Kerze flackert
im dunklen Zimmer

Mickey hält seine Hand
zwischen die Lichtquelle und die Wand

wirft mit dem Daumen
dem Ring- und Mittelfinger auf der Handfläche
dem gebeugten Zeigefinger und kleinen Finger
den Schatten einer Katze

Minnie macht sich in die Hose

(Traducción al alemán por Timo Berger)


GIOCO D'OMBRE

La candela oscilla
nella camera oscura

Mickey interpone la sua mano
tra la fonte di luce e la parete

con il pollice
anulare e medio sul palmo
indice e mignolo piegati
proietta l'ombra di un gatto

Minnie si fa la pipi addosso

(Traducción al italiano por Antonio Nazzaro)


VARJOJEN LEIKKI

Värisevä kynttilä
pimeässä huoneessa

Mikki asettaa kätensä
valon ja seinän väliin

peukalo
nimetön ja keskisormi kämmeneen painettuina
etusormi ja pikkurilli kohotettuina
heijastaa kissan varjon

Minni laskee alleen

(Traducción al finés por Katariina Hänninen)


SKYGGELEG

Stearinlyset blafrer
i den mørke stue

Mickey rækker sin hånd ind
mellem lyskilden og væggen

med tommel
ringfinger og langfingeren mod håndfladen
pegefingeren og lillefingeren bøjet
projicerer han en kats skygge

Minnie tisser i bukserne

(Traducción al danés por Helge Krarup)


影絵

ろうそく揺れる
暗い部屋

灯と壁の間に
手を入れるミッキーマウス

親指、中指、薬指
三本しっかり握りしめ
人差し指と小指をちょいと曲げれば
猫の影絵のできあがり

ミニーマウスもびっくりして失禁

(Traducido al japonés por Noriko Saito)


かげえ

ろうそく ゆらゆ
くらい へ

あかりと かべの あいだ
てを いれる ミッキーマウ

おやゆび なかゆび くすりゆ
ぼん しっかり にぎりし
ひとさしゆびと こゆびを ちょいとまげれ
ねこの かげえの できあがり

びっくりしたミニーマウスが おもらし

(Traducido al japonés para niños por Noriko Saito)


VIDEOS


© Fernanda Balangero



© Archivo del autor / Casa de Ámerica


HOJA DE VIDA


Sergio Laignelet (Bogotá, 1969). Poeta, editor y corrector ortotipográfico de publicaciones culturales. Libros publicados: That's all Folks! (poemas animados). Madrid, 2017; Cuentos sin hadas. Canarias, 2010; Malas Lenguas. Bogotá, 2005. Ediciones bilingües de CSH: Danés: Omvendte eventyr. H. Krarup trad. Copenhague, 2017; Francés: Contes á l’envers. R. Durand trad. Toulon, 2015 (además, poemas suyos han sido traducidos al inglés, portugués, italiano, alemán, finés y japonés). Antología editada: Gatimonio: poemas de gatos de autores hispanoamericanos. Madrid, 2013. Su poesía y artículos en torno a su escritura han aparecido en antologías poéticas y cuentísticas, plaquettes, periódicos, revistas y fabularios. Ha sido invitado a eventos literarios en Argentina, Uruguay, Colombia, México, España, Francia y Dinamarca. Vive en Madrid. 
Participación en eventos literarios: Versódromo: Festival Transversal Internacional de Poesía. Madrid, 2024; CSOA La Ferroviaria, Madrid, 2024; 82.ª Feria del Libro de Madrid, 2023; 2.o Festival Internacional de Poesía (Im)presindibles/Cesal ONG, Madrid, 2023; 1.er Festival Internacional de Poesía de Aragón (Fipar). Zaragoza, 2022; Dia de San Jorge. Maslloréns, Cataluña, 2022; 8.ª Semana Internacional de la Poesía de Bolivia: «Diáspora: Poesía Latinoamericana en Europa». Bolivia, 2021 (v); Recital de otoño. Asociación poética aragonesa Bonhomia. Zaragoza, España, 2021; Casa de Zitas. Zaragoza, 2021; 6.ª y 7.ª Fiesta de la Poesía en Villa de Leyva. Colombia, 2020 (v) y 2021 (v); Teatro de Títeres de El Retiro. Madrid, 2021; 15.o 26.o y 28.o Festival Internacional de Poesía de Bogotá. Colombia, 2007, 2018, 2020 (v)El Tren de los Poetas. Cuenca, España, 2013 y 2019; Bogforum (feria del libro de Copenhague), Dinamarca, 2018; Maison de la Poésie d'Avignon. Francia, 2018; Semaine de l'Amerique latine et des Caraïbes. Aviñón, Francia, 2018; 31.a Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo). Colombia, 2018; U. Jorge Tadeo Lozano. Bogotá, 2018; Casa de Poesía José Asunción Silva. Bogotá, 2005 y 2018; Encuentro Iberoamericano de Poesía 'Pachamama'. Punta Umbria, España, 2017; 37.o Festival Iberoamericano de la Edición, la Poesía y las Artes (EDITA). Huelva, España, 2017; 4.o Festival de Literatura de Copenhague. Dinamarca, 2016; Festival de Literatura Iberorrománica. Copenhague, Dinamarca, 2016; Ateneo de Madrid. España, 2016; Médiathèque Saint-John Perse. Hyères-Les-Palmiers, Francia, 2016; 20.o Encuentro Internacional de Escritores. Monterrey, México, 2015; 18.o Encuentro de Poetas Iberoamericanos. Salamanca, España, 2015; Maison de L’Amerique Latine. París, 2015; Festival de Poésie 'Le Mitan du Chemin'. Camps-La-Source, Francia, 2015; Centro de Arte Moderno. Madrid, 2015; 5.o y 8.o Salón del Libro Iberoamericano de Huelva (SLIH). España, 2011 y 2014; Otoño en las Hoces. Cuenca, España, 2013; Real Academia Conquense de Artes y Letras (RACAL). Cuenca, España, 2013; Festival Internacional de Poesía en el Caribe 'PoeMaRio'. Barranquilla, Colombia, 2013; 1.er Coloquio Internacional de Literarura Hispanoamericana. U. Complutense. Madrid, 2013; Casa de Colón. Las Palmas de Gran Canaria, 2012; Biblioteca Pública del Estado Las Palmas. Las Palmas de Gran Canaria, 2012; 2.o, 4.o y 6.o Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas (EIL3o). Islas Canarias, 2008, 2010 y 2012; Casa Colón. Huelva, 2011; Otoño Cultural Iberoamericano (OCIb). Huelva, España, 2011; La noche de los libros. Madrid, 2011; 15.o Festival  Internacional de Poesía de la Habana. Acto de enlace en Madrid, Bar Bukousky Club, 2010; Casa de América. Madrid, 2010; Casa de los Escritores del Uruguay. Montevideo, 2009; Universidad de La Laguna, Departamento de Filología Española, Ciclo Guajara literaria, Seminarios abiertos de Literatura, 2008; Convenio Andrés Bello. Bogotá, 2005; 1.er Encuentro de Poesía y Narración 'Rafael Uribe Uribe'. Bogotá, 2000; U. Politécnico Grancolombiano. Bogotá, 2000. 



Sergio Laignelet
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